UNO

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Había comenzado el año escolar con el pie izquierdo, literalmente.

Mi cabello había tomado la decisión de no cooperar así que tenía que renunciar a mis planes de dejarlo suelto y sujetarlo en una trenza (sin mencionar que era todo un martirio peinarlo porque esta súper enredado) acople el vestuario que ya tenía formado en mi cabeza a mi nuevo peinado y logré que se viera medianamente decente. Aún así no era suficiente, yo quería impactar, realmente lo deseaba.

En mis 15 años de vida escolar nunca había sentido la necesidad de sobresalir, hasta hace solo 3 meses era una persona que prefería esconderse en los rincones y no convivir con prácticamente nadie. Pero eso me había traído una de las peores crisis de mi vida, no tenía vida social, no tenía amigos.

O sea, me llevaba como con dos chicas de mi clase, pero me dejaron de mensajear tan pronto como salimos de la preparatoria, así prácticamente no me quedaba nadie.

—¡MEG, A DESAYUNAR!

Me di un ultimo vistazo al espejo y tome mi mochila para bajar corriendo a desayunar.

Mis padres, como lo esperaba, estaban ya tomando su comida en la isla de la cocina. Nunca usábamos el comedor, solo la isla.

—Te ves... diferente —dijo mi padre al verme entrar

Se notaba que buscaban una buena elección de palabra, habían sido crueles en el pasado, pero después de verme arrastrando un cobertor con un litro de nieve en la mano y el cabello sucio de 3 días, creo que recapacitaron.

—Me siento mejor.

Mi madre me dio mi plato y deposito un breve beso en mi cabeza.

Después se eso, se dispusieron a ignorarme y comenzaron a hablar entre ellos sobre cosas que yo no entendía. Mi madre le contaba a mi padre sobre el albergue y mi padre la escuchaba atento soltando uno que otro comentario u opinión.

Cuando termine mi desayuno me pare, limpie mi plato y subí a lavarme los dientes y retocar mi labial.

Repase mentalmente todo lo que tenía que hacer hoy:

1. Llegar temprano

2. Pasar a control escolar por mi horario

3. Buscar mi aula

4. Sentarme

5. Hacer amigos

Era sencillo.

Mi universidad era una local. No tenía las agallas suficientes como para dejar mi hogar todavía, así que me inscribí en una escuela que queda solo a 20 minutos en auto de mi casa.

Así que después de buscar mi horario y encontrar mi aula, vi que había un asiento vacío junto a la ventana, así que fui directo a el y coloqué mi mochila para apartarlo.

—Hola Meg— una voz detrás de mi hablo

Era Peter, un chico que estaba en mi antigua escuela, lo trate solo una vez porque nuestros grupos se fusionaron para una actividad en la semana del espíritu escolar, pero de ahí en más, no volvía a hablarle.

—Hola— sonreí recordando mi quinto punto—. Pensé que te irías a la universidad del estado.

—Siiii, les dije a mis padres que no— se recargo en la banca que estaba tras de él—. Mi hermana quiere estudiar enfermería, así que les dije que le dieran prioridad a ella.

Claro que sí, Peter tiene una hermana solo un año menor.

—Espero no arrepentirme jajaja

Debo de admitir que estaba algo aliviada de que Peter estuviera en mi salón, tal vez de esta forma me sería más fácil el hacer amigos. 

The boy in the class [johnny lawrence] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora