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Cualquier castigo eh....

-Jun Wu se inclinó ligeramente hacia delante, dejando reposar su mentón en su puño mientras observaba al más joven con una sonrisa maliciosa.

... Si Emperador, cualquier castigo aceptaré...

-La voz de Xie Lian era ligeramente quebradiza como si estuviera a punto de estallar en llanto de la vergüenza por lo sucedido, había sido un mal entendido eso está claro, pero aún así había recibido una reprimenda por parte de su Emperador. Xie Lian no era tonto, sabía mejor que nadie las maneras de jugar de su pareja y era obvio que estaba disfrutando de esto.

Muy bien.

-Jun Wu hizo señales con su mano derecha, indicándole que se acercase al trono en el que se encontraba sentado, viéndolo con ojos descarados, esa misma vista que muchas veces Xie Lian había presenciado tantas tardes y noches que jugaban entre sábanas.

-Los pies de Xie Lian se movieron de forma automática, caminando hacia la misma boca del lobo, su corazón tamborileaba nervioso en su pecho haciéndolo respirar ligeramente notorio más de lo normal.

Emperador...

-Xie Lian habló con esa voz vergonzosa y sumisa que tanto hacía suspirar a Jun Wu, y, una vez que este estuvo lo suficientemente cerca su mano se estiró tomándolo de la cintura, obligándolo a quedar sentado en su regazo.

Sucede algo Xian Le?

-La voz del mayor salió en un susurro contra su oído seguido de esa desvergonzada lengua que tantas veces había explorado por el cuerpo de aquel joven mientras sus manos serpenteaban por aquel tonificado cuerpo, perdiéndose entre las túnicas buscando ese trozo de carne ardiente.

-El rostro del joven dios estaba notoriamente rojo, completamente avergonzado pero disfrutando internamente de aquellos desvergonzados roces y toques que su cuerpo bien conocía. Sus labios se separaron ligeramente, dejando escapar pequeños jadeos al sentir esas manos alrededor de su miembro.

-Pero de entre todas las cosas posibles que podían llegar a suceder en este momento, Xie Lian nunca, en sus siglos de vida y meses de noviazgo nunca podría llegar a pensar que su pareja podría llegar a ser tan... Descarado.

-Sus ojos se abrieron en gran medida ante aquella siguiente acción, dedos experimentados serpenteando sobre la extensión de carne dibujando patrones que el bien conocía.

Emperador... ¿Que está haciendo?

-Xie Lian no quería aceptar lo que muy bien ya sabía, y, en un intento por escapar de aquel futuro que ya veía venir en el rabillo de su ojo pataleó, inclusive si no entendía el por qué de aquella acción, tratando de alejar las manos ajenas de entre sus pantalones en un intento fallido de escapar del regazo de su pareja.

Relájate cariño, no querrás hacerte daño verdad? 

-Tragó en seco, tratando de relajarse, de nada servía oponer resistencia frente a su Emperador e incluso si no lo aceptase había una parte en el cerebro de Xie Lian que quería saber exactamente de qué serviría tener un grillete maldito en aquel lugar.

Niño bueno.

-Felicitó el mayor dejando un pequeño beso en su mejilla seguido de un ligero mordisco, recibiendo a cambio, una pequeña y vergonzosa sonrisa por parte de su pareja.

-Las manos de Jun Wu abandonaron el miembro ajeno una vez el grillete hizo acto de presencia, subiendo por sus caderas hasta las túnicas, comenzando a retirarlas sin apartar la vista del castaño.

-Su rostro se inclinó hacia adelante, capturando los regordetes labios, mordiendo y chupando sin mucho tacto mientras sus manos, cansadas de ser respetuosas rasgaban la tela, dejándolo completamente desnudo en su regazo, recibiendo manotazos sin fuerza y ceños fruncidos por parte de su joven amante a modo de queja por la ropa arruinada.

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