Capítulo 2

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Alexander

Enciendo un cigarrillo y le doy una calada mientras observo el humo en silencio sintiendo cómo mi cabeza se va despojando de todo pensamiento inútil que me invade.

—¿En qué piensas, Honey?— pregunta Emma apoyando su cabeza en mi pecho.

Ruedo los ojos involuntariamente y en lugar de apartarme, me quedo en mi sitio sin inmutarme. Silencio... Eso es algo que claramente ella y las demás mujeres no tienen luego de una follada.

—¿Por qué tan callado?— insiste —¿Hice algo malo, mi pervertido?

Apago el cigarrillo que claramente no podré terminar en paz y me levanto con fastidio para comenzar a vestirme.

—No me pasa absolutamente nada, Emma —contesto finalmente mientras abotono mi camisa evitando mirarla.

—Odio cuando te pones así de cortante, Alexander —Dice con su maldita voz chillona que me taladra los oídos.

No contesto, simplemente termino de vestirme y le lanzo su vestido sin dar ninguna explicación. Ya sabe lo que tiene que hacer y es largarse.

—Jared preguntó por ti la otra noche —murmura por lo bajo y puedo captar la vergüenza en su voz— pregunta cuando podremos vivir con papá.

<<Y aquí vamos de nuevo>> pienso presionando el puente de mi nariz. La maldita sabe bien como darme dónde me duele y ese es mi hijo.

Emma Torricelli. Unos dicen que es mi novia, otros mi mujer, otros la madre de mi hijo y demás calificativos. Claro que ninguno me ha preguntado, porque si me preguntan a mí la respuesta de lo que es sería simple: Mi maldita puta pesadilla.

Hace un par de años se me ocurrió la maldita mala idea de ligarme a la hija del Don de la mafia italiana, Manuel Torricelli. Fui estafado, lo juro. Ella aparentaba ser una chica normal con cordura, pero terminó convirtiéndose en una maldita lunática.

Cómo todas las mujeres a las que le doy más de tres polvos.

—Jared puede venir conmigo cuando quiera —espeto sirviéndome un trago.

—Pero no queremos eso, mi amor —se levanta de la cama y me abraza por la espalda —ambos queremos vivir contigo, juntitos los tres como una familia feliz, Honey.

Me aparto y tomo las llaves de la casa para dársela de mala gana. Si no cedo, va a seguir de grano en el culo por sabrá Dios cuánto tiempo

—Aquí tienes, pueden quedarse aquí y yo vendré cuando no tenga trabajo —murmuro mirándola.

Que no pretenda que voy a quedarme a vivir aquí con ella como una familia feliz, de hecho este apartamento no lo uso, solo cuando ella se me pega como chicle en alguna reunión, ya que si la llevo al lugar donde vivo realmente no podré quitármela de encima.

—¿De verdad?— me mira Sonriendo y rodea mi cuello dejando besos por toda mi cara— te amo, te amo, te amo mucho, mi pervertido. Me encantas.

—Ajá, yo igual— beso su frente y la aparto— te veré más tarde, voy a resolver unos asuntos en el centro de Moscú — me aparto y tomo mi teléfono saliendo de la habitación.

No le presto atención a lo que grita, no me interesa escucharla, así que solo me dirijo a la salida en busca de oxígeno por lo asfixiante que ella es.

No voy a victimizarme, cuando la conocí era un reverendo hijo de puta. De hecho todavía lo soy, no pretendo cambiar eso, pero con ella al menos lo intenté, en verdad lo hice y las razones son muchas; Principalmente, no quería inconveniente con el Don de Italia, ya que no solo eso era su "yerno" sino que también su hijastro. Ambas cosas me abrieron muchas puertas, más que Emma es sumamente manipulable.

La segunda razón, fue porque me gustaba. Lo admito, soy culpable de que sea como es de obsesiva, ya que yo le di muchas alas para volar. Al principio nuestra relación fue normal, hasta que sus episodios psicóticos pasaron de ser una enfermedad, a un arma para manipularme. Porque sí, como un idiota me dejé manipular por ella muchas veces, eso sumado a que sí le tengo cierta estima y a qué si bien ella a mí me da igual, a mi ego claramente no, por el hecho de que un Ivanov desecha, no lo desechan.

Mi ego y su obsesión son los que nos tienen dando vueltas en un ciclo tóxico de "relación" en dónde ninguno de los dos sale.

Masoquismo o no, aquí estamos jodidos los dos.

También he tenido otras relaciones, las cuales una, Emily Miller, fue encontrada muerta en su departamento luego de que nos hayan visto públicamente. Para mí no fue muy difícil sumar dos más dos, pero, sin embargo, la prensa lo pasó como suicidio gracias a la influencia del padre de Emma.

Mi segundo intento de relación fue con mi segunda ruptura con Emma. Kathia Vaslova. Una top model, la cual terminó en un psiquiátrico cuando intentó matarme el día que rompí con ella, porque precisamente para locas ya tenía a Emma.

Y mi último intento fue con Fleur Torricelli, prima de Emma. Con Fleur pasó exactamente lo mismo que Kathia, la diferencia es que en lugar de intentar matarme a mí, intentó matar a Emma y a mi hijo. Por eso justo ahora descansa en el infierno.

—Dime, Irina— contesto la llamada que entra en mi móvil cuando subo al auto.

Irina Moslova o D'Agostino como es su apellido de soltera, es mi tía materna. También es como una madre para mi hermana, ya que cuando nació, mi madre la dejó a su cuidado, puesto que no confiaba en mi padre. No la culpo, ni yo confío en Dmitrey Ivanov.

Mi madre, Emily D'agostino estuvo casada Durante 13 años con mi padre, Dmitrey Ivanov. Hasta que este simplemente se hartó y se divorció de ella quitándole el apellido y toda protección. Mi madre luego de robarle huyó a Italia, en dónde conoció al Don y se casó con él, cuando tenía 11 años

Mi hermana Nadia quedó en Rusia mientras que mi madre me llevó a Italia. Así fue como me convertí en el hijastro del Don, y poco a poco fui ganando su confianza hasta convertirme en Sottocapo ya qué el Don no tiene hijos varones. Solo Emma, de allí el objetivo de nuestra relación.

—Se dice "Hola" —me reprende— te preguntaría cómo estás, pero claramente estás con la lunática y ya eso es suficiente respuesta...

—No estoy con nadie, ni tampoco estoy de humor, así que suelta— espeto cortándola mientras enciendo el auto.

—Tú nunca estás de humor, Alexander —bufa— Ryan avisó que esta noche hay reunión en el Club Rouse.

—A mí no me dijo nada —frunzo el ceño girando a la izquierda en la autopista.

—Eso es porque está ocupado, de he hecho la reunión es para presentar a quién se encargará del negocio en su parte legal. Obviamente, esta persona trabajará contigo en algunos asuntos, así que es importante que la conozcas.

Hago una mueca de fastidio. Me guste o no, los Koslov son los líderes de la Mafia Roja, y necesito de sus conexiones y armas para lograr mi objetivo, ya que mientras el Don piensa que estoy en territorio ruso abriéndole el camino como Coronel. En realidad estoy abriendo mi propio camino para destrozarlo y cobrar venganza por lo que le hizo a mi madre.

—Allí estaré— cuelgo sin más antes de que se ponga pesada con respecto a sus consejos de como debo o no llevar mi puta vida.

Estaciono frente a mi edificio, y subo directo a mí Penthouse para darme una ducha y tomarme un descanso, no sin antes dar un par de órdenes al centro para permitir la salida de un buque gubernamental que lleva cargas de cocaína. Su destino es Londres y de allí para allá no es mi problema si lo descubren. Mi trabajo es sacarlo legítimamente de Rusia.

Soy la mano derecha del cabecilla y la familia más importante en Europa. El yerno e hijastro del jefe de la mafia italiana, y a eso hay que sumar mi doble nacionalidad. En Rusia soy un Coronel, pero en Italia soy el Sottocapo que se quedará con el control total del negocio de drogas que se extiende a Latinoamérica, otra de las razones por la cual Emma Torricelli es clave en mi vida.

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