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—Tomás ¿podés venir a mi casa?—Preguntó el ojiverde mordiendo su dedo mientras temblaba ¿realmente estaba seguro? No, no lo estaba para nada, en cualquier momento podría ponerse a gritar.

—Dale, llego en veinte.—Respondió su amigo y éste colgó la llamada.

Rodrigo se quedó mirando al frente con el celular en la mano sin creer lo que iba a hacer, vio pasar a Barry por su lado y finalmente dejó el teléfono en la mesa.

No quería arrepentirse, no podía arrepentirse.

𝐂𝐮𝐫𝐢𝐨𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 ♡ 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐭𝐨𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora