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Capítulo 1

Sakura iba en dirección al hospital, se veía muy tranquila sin embargo por dentro se sentía muy triste e intranquila, extrañaba demasiado a su esposo. Sabía que el estaba fuera por las misiones que tenía que realizar constantemente, el problema es que casi no lo veía y las pocas veces que lo veía, eran solo unos escasos minutos.

En todo el camino al hospital se encontró con algunas parejas, unas tomadas de la mano, otras dándose un beso o abrazo y eso le dolía mucho ya que no recordaba cuando había sido la última vez que eso había sucedido, soltó un largo suspiro y decidió ignorar todo eso y continuar con su camino al trabajo.

Una vez que llegó a su oficina, se dispuso a trabajar y borrar todos esos pensamientos ya que no sabía cuando volvería a ver a su esposo.

Sakura se adentro tanto a su trabajo que nunca notó la hora y cuando se dio cuenta su hija estaba esperándola.

—¡SARADA!

—Hola mamá, supongo que no te diste cuenta de la hora.

—Supones muy bien, la verdad estaba tan ocupada con todo el trabajo que nunca revise la hora.

—Eso imagine, cuando no llegaste a comer.

—Lo siento...

—Mamá se que amas tu trabajo pero, también deberías de tomarte unos días para descansar.

—Sarada tiene mucha razón, nunca te he visto tomar un descanso, todos sabemos que amas todo lo que haces aquí en el hospital pero también debes de pensar un poco en ti, Sakura — mencionó Shizune mientras se acercaba a las Uchiha.

—Hola Shizune.

—Cada día estas más grande y muy linda.

—Gracias Shizune —se sonrojo un poco la Uchiha menor.

—Quizá, lo pensaré.

—Al menos es un avance, solo necesitas un pequeño empujón para que tomes esos días.

Sakura soltó un bufido, para después despedirse de la castaña y dirigirse a su casa al lado de su hija.

—¡Mamá!

—¿Sucede algo?

—Deberías de hacernos caso, te hace falta un descanso aunque sea pequeño.

—Es muy complicado...

—Tú solo pones pretextos, lo que no quiero es pensar que puedes enfermar por ello.

—Agradezco que te preocupes por mi, pero todo está bien.

Sarada rodó los ojos y no dijo absolutamente nada, Sakura se sorprendió por eso, sabía perfectamente que su hija lo decía porque se preocupaba por ella y no quería verla mal.

La chica de lentes sirvió la cena y ambas cenaron, el ambiente era un poco tenso pero ninguna dijo nada.

—Ve a dormir, yo lavo los platos.

—No te enojes, lo voy a pensar y veré qué días puedo tomar.

—¿Lo prometes?

—Si, tienes razón al igual que Shizune. Solo necesito revisar unas cosas y prometo tomar esos días.

—Eso espero, ahora ve a dormir mamá.

—Gracias Sarada, te amo —le dio un abrazo y después se dirigió a su habitación.

La pelinegra seguía lavando los trastes tranquilamente y después se fue a dormir.

La chica trataba de levantarse temprano para preparar el desayuno de su mamá y así ella durmiera un poco más.