𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄

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Londres- 1837


Su sien palpitaba con fuerte y punzante dolor, empeorando la agonía que ya le acechaba. Cerró con fuerza sus ojos, permitiendo que la imagen ardiente de la mansión y los cuerpos sin vida de su padre y hermana se proyectara con cruel nitidez, una visión que le resultaba imposible de borrar de su mente.

Ya nada quedaba de su familia y su antiguo hogar, tan solo cenizas y el amargo sabor que aquel devastador recuerdo había dejado impregnado en su alma.

El olor a humedad se coló pronto en sus fosas nasales, viéndose en la imperiosa necesidad de llevar sus manos con urgencia hasta su estómago en cuanto un incómodo malestar en aquella región se hizo dolorosamente patente.

—Veo que has despertado al fin —aquella voz, la misma que había escuchado en aquel mercado cuya principal función se basaba en subastar seres humanos como si de mera mercancía se tratase, llegó a sus oídos acompañada de un terrible y lacerante dolor de cabeza.

Con el fin de mitigar aquel dolor, Odeliah llevó sus manos con urgencia hasta la zona de su atribulada cabeza, cerrando con fuerza sus ojos en un vano intento por convencerse de que todo aquello no era más que una terrible pesadilla de la que pronto despertaría. Al hacerlo, se encontraría de vuelta en el interior de aquella cálida y acogedora mansión que destilaba vida por cada uno de sus rincones, regocijándose una vez más con las alegres y risueñas carcajadas de su amada hermana pequeña, despidiéndose como cada mañana de su padre antes de partir.

Cuán ingenua e inocente había sido al albergar tan vana esperanza.

Una risa divertida la hizo caer en la cruel realidad, y en el momento que  sus ojos se abrieron, apreció temerosa como una sombra fugazmente pasó frente a sus narices.

Aquella carcajada retorcida aumentó hasta solo volverse un eco lejano.

—¿Acaso te encuentras asustada, pequeña? —la voz de aquel siniestro individuo se hizo presente, revelando por fin su siniestra figura.

Sus ojos, dos perturbadores orbes del rojo más intenso como la misma sangre, fueron lo primero que captaron su atención, analizándola con meticulosa atención y provocándole inevitablemente un gélido escalofrío que recorrió cada rincón de su aterrado cuerpo.

Era él.

Se fue aproximando con lenta y deliberada parsimonia, y con cada paso que daba, el crujir de las suela de sus oscuras botas sobre la vieja madera del suelo parecía retumbar con fuerza en sus oídos, mientras su imponente silueta se tornaba cada vez más gigantesca a medida que la distancia entre ambos se acortaba. Se sentía como un diminuto e indefenso ratón acorralado, resignado a aceptar su fatal destino como presa.

¿Por qué le estaba sucediendo todo aquello? Si tan solo era una niña inocente de apenas trece años, expuesta a un sinfín de adversas y aterradoras situaciones que jamás debería haber tenido que afrontar.

Sus pequeñas manos, secas y maltrechas a consecuencia de los múltiples y agotadores trabajos a los que había sido obligada a someterse, jugueteaban torpemente entre sí, en un vano intento por cesar la inquietud que la embargaba.

—¿Sabes por qué te encuentras aquí, Odeliah?— con el propósito de analizarla con mayor detenimiento, aquel siniestro demonio se agachó hasta quedar a su misma altura, aguardando pacientemente una respuesta por parte de la atemorizada joven.

Ella asintió lentamente con la cabeza, conociendo con absoluta certeza los motivos que la habían llevado a estar en aquel terrible lugar.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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The devil and the countess《Beelzebub》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora