Así son las cosas. Yo enamorado de ti. Tu enamorada de otro. Yo ya lo sabia amor. Y aún así quise continuar. No te culpes, ¿masoquista? Tal vez. Aunque yo le llamaría una estúpida ilusión de que me quieras a mi.
Te pagaba el celular para que hables conmigo. Aunque adentro imaginaba que por supuesto lo usabas para hablar con él, para decirle que lo extrañas, y para mandarle fotos. Me habría encantado que fueran fotos desnuda, pero no, le mandabas lo que hacías día a día, mientras también me respondías diciéndome que me necesitabas.
Y sí, me necesitabas. Buscabas alguien quien te quiera y yo fui el mejor prototipo de un hombre que daba por ti, que miraba si comías bien, si estabas cumpliendo tus sueños.