Dónde dos gemelos se toman muy enserio el rol de esposos.
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Dónde Adhara Black pasa sus días horneado deliciosos pasteles bajo el lema de su madre "El camino al corazón de un hombre es atraves de su estómago, o amortentia querida pero no te lo recom...
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Todos nacían con la capacidad de ver el hilo rojo que les enlazaba a su alma gemela y este solo se volvía completamente visible a la pareja si estos se encontrarán muy cerca. En el caso de Adhara Black ella no solo tenía un hilo, sino dos, fuertemente envueltos alrededor de su meñique.
Aún recuerda con absoluta claridad, la charla que había tenido junto a su padre la vez que descubrió el otro extremo de su hilo.
—Fue... alucinante, cachorra, porque ya no era solo yo, éramos dos personas unidas a por el destino. Nada más importaba a nuestro alrededor, solo nosotros dos. En ese preciso instante, mi corazón ya no palpitaba solo para ayudar a este cuerpo a seguir su curso de vida, sino que también lo hizo por ella. Mis ojos ya no podían parar de observarla, de admirarla— Sostiene su pecho con firmeza —Es... una sensación que deseo que tú también sientas, cachorra.
La mirada de amor que se formaba en los ojos de su padre y madre cada vez que se miraban, dejaba encantada a la niña.
Ella también quería tener una relación así.
Y es por eso que ansiaba el día que ella encontrara a sus parejas.
Planeaba quererlos, decirles cosas bonitas como su padre le decía a mamá ¡Y llenarlos de abrazos como su mami!
Apretaba a su perrito de peluche contra su pecho, hace horas sus padres se había ido y un hombre barbudo la había dejado esperando en la puerta de una casa extraña. Estaba tan preocupada que no había visto a una mujer pelirroja salir de la casa junto al señor barbudo de antes.
—Adhara, ven quiero presentarte a Molly Weasley, ella te cuidará de ahora en adelante — Tembló bajo el toque de la mano arrugada sobre su hombro.
Ese viejo no le daba buena vibra. Se parecía a los viejos pervertidos que su madre le advertía jamás acercarse.
La mujer pelirroja le sonrió extendiendo su mano que no dudo en tomar.
—¿Mami y papi? —Pregunto casi en un susurro viendo a la mujer.
Está se removió sobre su sitio, la sonrisa flaqueando ante ella, como si le desagradase la pregunta hecha hace segundos.
—Oh, querida, ellos no volverán no te preocupes— Miro al hombre mayor que le asintió— Ahora te quedarás con nosotros una verdadera familia.
¿Familia? Pero, ella ya tenía una. ¿Por qué querría otra?
Se abstuvo de hablar, mami siempre decía que si no sabía que hacer lo mejor sería observar y luego actuar.
No tenía de que preocuparse hizo oídos sordos a sus palabras, de todas formas sus padres cuando llegaran le harían tragar sus palabras.
—Confió en que la encaminaras por el buen camino, Molly— El anciano le sonrió mientras sus ojos brillaban en lo que era maldad o eso creía.
