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[100 días después de ese día.]

Antes de conocerla el sol de la mañana era molesto, causaba que se retorciera entre sus sábanas cuando olvidaba cerrar las cortinas y hacía que su piel se sintiera pegajosa en verano ya que nunca quiso gastar dinero en un aire acondicionado para la habitación pero después de mudarse juntas todo cambio, Jennie tenía una obsesión por dormir con las cortinas y la ventana abierta en verano, esto hacía que ella se despertara mucho antes de que la alarma sonará gracias a los molestos rayos de luz que quemaban su piel.

Lo encontró muy molesto los primeros días pero una mañana en particular la hizo cambiar de opinión, mientras apreciaba los rayos de luz iluminar la piel desnuda de su amante, el rostro angelical de Jennie se fruncía un poco ante la luz y rápidamente se había dado vuelta y acurrucado en el pecho de Lisa murmurando un suave "te amo".

Ese día, Lisa beso su cálida piel, la convenció de quedarse en la cama y se levantó con un objetivo en mente, tan rápido como se fue volvió con los brazos y las manos llenas de pinceles y pinturas. Para su sorpresa Jennie aceptó y quitó las sábanas de su cuerpo dejando que Lisa contemplase su nuevo "lienzo".

Las primeras pinceladas ocasionaron que Jennie se retorciera bajo sus manos, siempre tuvo muchas cosquillas y era molesto sentir el pincel, pero cuando vio la mirada anhelante de su amante se obligó a cerrar la boca y dejar que Lisa pintara lo que quisiera en ella. 2 horas después ninguna de las dos le encontraba mucha forma a las pinceladas, eran tan solo trazos y espirales amarillos y verdes por todo su cuerpo con lo que parecían ser un montón de flores rosas subiendo por su pecho.

No tomó una foto pero la memoria de ese día quedó estancada en sus cabezas y al menos una vez al mes Lisa se encargaría de pintar a su amada bajo la luz de la mañana, solo que las demás veces ya no pintaba su cuerpo, Jennie odio la sensación pegajosa de la pintura en su piel pero le dijo a Lisa que podía seguir posando para ella y por supuesto la Tailandesa no lo rechazo y mantuvo un lienzo al pie de la cama para poder pintarla cuando ambas estuvieran de humor.

Jennie siempre apoyó a Lisa y encontraba muchas ventajas de salir con una artista tan apasionada pero lamentablemente no todo era perfecto y eso estaba bien. Jennie era una fanática del orden y la limpieza, es por eso que le había asignado a Lisa una habitación para hacer el desorden que quisiera mientras trabajaba pero últimamente cuando la mujer se inspiraba terminaba pintando en la sala y manchando las alfombras o el sofá lo que solo traía discusiones que duraban días.

Salir con un artista también implicaba que Lisa trabajaba desde casa y no pasará mucho tiempo afuera, Jennie odiaba que su novia fuera tan retraída, siempre la animaba a salir y tener citas pero Lisa prefería quedarse en casa y ver películas o pintar. No estaba mal, simplemente era un poco estresante no salir tan a menudo.

Y a pesar de su pasión por el arte, el amor por sus amigos, familia y pareja, Lisa no sonreía tan a menudo últimamente y eso solo entristecía a Jennie. Verla vagar por la casa con el pijama mientras fingía una sonrisa y luego se unía a ella para ver su serie favorita no era bonito porque Jennie la ama y solo quiere que Lisa sonría más a menudo, no esa sonrisa falsa, sino aquella genuina que podía Iluminar la habitación más oscura.

La Coreana quiere creer que es una etapa melancólica típica del artista pero no está segura, Jennie quiere volver a los días en que Lisa la pintaba desnuda. A ella no le importaría la sensación molesta y el horrible del amarillo brillante que su novia amaba, ella solo quería que Lisa fuera completamente feliz, quería que Lisa volviera a amar la luz de las mañanas tanto como ella misma lo hacia.

Solo que eso no sería posible, al menos no ese día porque la rubia se levantó molesta de la cama, prácticamente tropezando con las sábanas para poder cerrar rápidamente la ventana.

La Casa de los Espejos - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora