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"Te amo"

Sus piernas se debilitaban con cada segundo que pasaba, su pecho se contrajo a la par que sus latidos aumentaban. Fue casi doloroso, algo similar a cuando corres un maratón y te duelen las costillas, tu respiración se acelera, sudas frías y juras que tu corazón está a punto de saltar de tu pecho aunque sabes que es imposible. Lisa se sintió exactamente así, solo que no corría un maratón, estaba quieta y sus zapatos se pegaban al piso.

—¿Lisa?

—...

—¡Lisa! Te estoy hablando— Los dedos de Jennie se hundieron con el doble de fuerza en la piel de su amante, la rubia se tensó aún más y la coreana llevó su otra mano al hombro de Lisa. Estaba lejos de ser un gesto reconfortante y Jennie frunció el ceño ante la falta de respuesta.

—¡No!— prácticamente gritó la rubia —Sigue sonriendo— le ordenó

Jennie vacilo y su mueca definitivamente no pasó desapercibida —Solo quédate como antes y no te muevas— Pidió Lisa

La mujer obedeció, estiró sus labios en la sonrisa más grande que pudo lograr y no movió un músculo. Los ojos de Lisa se clavaron en los suyos a través de su reflejo y sus manos no paraban de temblar a medida que las levantaba y lentamente las posaba sobre sus propios hombros, era como un abrazo reconfortante solo que las lindas y pequeñas manos de Jennie estaban allí, ella misma lo vio.

Ambas perdieron la cuenta del tiempo, tal vez fueron 5 minutos, tal vez fueron 5 horas pero se quedaron allí mirándose la una a la otra en el pequeño espejo del pasillo. Jennie paso los últimos 100 días memorizando las facciones de Lisa, prácticamente tatuó en su mente cada gesto mientras que Lisa paso los últimos 100 días olvidando poco a poco que tan juvenil lucia el rostro de Jennie.

Esta última no la culpaba, lo entendía y por eso jamás se planteó la idea de separarse de la Tailandesa, Jennie sabía que la mujer necesitaba tiempo y espacio para superar su crisis, por supuesto que dolió que Lisa se desquitara ignorándola pero para eso estaban hechas las parejas, para apoyarse en los momentos difíciles por más dolorosos que fuera.

—¿Amor?— susurro tímidamente —Deberíamos movernos, debe ser cansador para ti— Después de todo Lisa llevaba mucho tiempo parada sin moverse, su ojos nunca dejaron el horrible espejo que decoraba la habitación

Lisa entreabrió su boca, Jennie podía ver como las palabras que luchaban por salir quedaban atrapadas en la sequedad de sus labios cuando la rubia los relamió para hidratarlos un poco. Lisa trago casi dolorosamente y asintió dejándole saber a Jennie que escucho sus palabras, aunque para ser sinceros Lisa apenas escuchó un sonido, fue el movimiento de los labios de su amada lo que de alguna manera transmitió el mensaje, fue mágico, era una conexión inhumana que nunca antes había experimentado.

Claro, después de años de estar en una relación Jennie y Lisa aprendieron a descifrar las emociones de la otra, Jennie aprendió a leer entre líneas cada vez que Lisa se dejaba caer en la cama con quejidos apenas audibles y Lisa a menudo era capaz de completar las palabras de su novia, ella siempre estaba en sintonía con lo que Jennie quería, pero esto se sintió más grande.

Era como si sus almas se permitieran salir por un segundo de sus cuerpos y vagaran una alrededor de la otra hasta entrelazarse en el cosmos donde la armonía se personificaba. Donde los mundos una vez separados por los malvados trazos del destino se unían y se transmitían el conocimiento necesario para aprender a vivir sin caer en la locura cuando ese instante de unión se disolviera en un suspiro, como si nunca hubiera sucedido más allá de la hipérbole de su imaginación al relatar sus más profundos deseos.

Jennie retiro suavemente las manos de los hombros de su amada y le dedicó la sonrisa más grande que pudo reunir, aquella donde sus ojos desaparecían y sus mejillas se hinchan. Aquella sonrisa que Lisa amaba desde el día que la conoció —Vamos, amor. Tal vez podamos recostarnos por un tiempo y mañana resolvemos las cosas— Le dijo mientras se alejaba lentamente y se proponía subir las escaleras

La Casa de los Espejos - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora