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Daegú, Corea del Sur.

24 de diciembre de 1962.

10:00 pm.


La noche en que Kim Taehyung y Jung Hoseok se alejaron, Jeon Jeongguk se encontraba en su oficina, bebiendo un café amargo y luciendo más desesperado que nunca. El detective estaba al borde del colapso, pues sus esfuerzos por descubrir el paradero de los asesinos no estaban obteniendo los resultados esperados. Estaba tan ensimismado en su falta de pistas que no esperó ser llamado por la comisaría central de Daegú en plena noche, ni mucho menos, ser informado sobre el encuentro de un cadáver en el cuarto de un sucio y alejado motel.

Por supuesto, Jeongguk no se esperaba aquella llamada, pero se interesó en la información que tenían para brindarle. Le cuestionó al hombre sobre el asunto y este le repitió lo que su jefe le había indicado que dijera antes de ir a la escena del crimen:

―El cuerpo presenta indicios que se asemejan a Kim Taehyung.

El detective Jeon ni siquiera esperó a que la información fuese confirmada; avisó a su compañero y se subió a su auto en los instantes siguientes. Mientras conducía, pensó en toda la historia relacionada a Kim Taehyung: su infancia, su adolescencia, su huida de casa y su posterior relación con Killer smile, el asesino más buscado de Daegú. Toda la información le indicaba que el hombre había llegado a la vida del asesino como un peón más de sus planes, alguien de quien podría deshacerse en el momento que deseara. Jeongguk estaba seguro de que Jung Hoseok iba a terminar con todo lo que le atara a Daegú. Sin embargo, no esperaba que fuese tan pronto.

El camino hacia el motel fue más tranquilo de lo que Jeon pensó. No hubo algún asalto en el camino –como se había imaginado al principio- o alteración natural que le impidiese continuar. Incluso su llegada al motel fue pacífica y sin perturbación. Jeongguk se acercó al grupo de policías que se encontraba en el exterior; ellos, quienes esperaban por su llegada, lo recibieron con una reverencia respetuosa y aguardaron por el jefe de la unidad. El hombre, mayor en años y experiencia, se adelantó hacia el detective y recibió su saludo respetuoso con la seriedad que lo caracterizaba.

Jeon sintió cierta incomodidad, pero no lo demostró.

―No voy a entrar mucho en detalles, detective ―dijo el jefe de policía―; hemos revisado la escena del crimen y todo apunta a que se trata de Kim Taehyung.

Jeongguk no supo describir el sentimiento de terror que se apoderó de su cuerpo tras escuchar sus palabras. La muerte de Taehyung, el hombre que podía significar el único lazo afectivo de Jung Hoseok, se encontraba muerto y abandonado en un sucio cuarto de motel: la revelación era terrorífica por donde se le viese.

―Me encargaré de confirmarlo ―mencionó.

Jeon ingresó al interior del motel, no se detuvo a observar el recibidor, ni mucho menos a participar del interrogatorio que se le estaba haciendo al dueño; solo caminó con rapidez y se aventuró a la escena del crimen. En el interior de la última habitación del pasillo principal, se encontró con el desastre que había significado el asesinato de Kim Taehyung: el chirrido de las ventanas golpeándose entre sí, el sonido de las cámaras, el goteo de las tuberías, el olor putrefacto, la sangre que manchaba el suelo de madera y las paredes... todo estaba lleno de la esencia de Jung Hoseok.

El detective caminó en medio de la escena, intentó recrear lo que había ocurrido en el interior de la habitación, pero no pudo ir más allá de una pelea de amantes y una última noche de intimidad entre ellos.

A little death [Hs + Th]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora