La Princesa Maldita

Mala Vida

– Que!? Como qué sangre?— la Reina dijo desesperada.

– Los demonios suelen tomar sangre de otros demonios o su propia sangre para recobrar fuerzas o hacer más fuertes sus poderes— Adrien respondió.

– Eso exactamente...alguien debió haberla puesto en su bebida— el Rey le entrego el pequeño frasco con olor a sangre a Adrien.

– Esperen! De qué están hablando?! Demonios!? N-No entiendo...mamá, papá que esta pasando?— sacudí desesperada los barrotes de mi prisión, mientras lagrimas traicionaras salían de mis ojos. Necesitaba respuestas.

Mi madre llorando se acerco a mi y ácaricio mi mejilla.

– Lo siento tanto mi hermosa princesita...debimos decírtelo antes— me miro con tristeza.

– Q-Que? Decirme que mamá?— la mire cada vez más confundida y desesperada.

Mi padre se arrodillo frente a mi y tomo mi mano atravez de los barrotes.

– Roxy...la verdad, es que estas maldita— el Rey confesó.

– Maldita? A que te refieres con maldita?!— insistí.

– Tu eres un demonio o...al menos parte demonio— continuo mi padre.

– Que!? No, eso no puede ser...mamá, papá! Los dos son humanos, como es posible?...— grite.

Mi madre lo único que podía hacer era llorar, mi padre solo mantenía su expresión sería qué ocultaba una profunda tristeza y amargura.

– Alguna vez te conté de antes de llegar a este Reino?— mi padre me preguntó.

– Me contaste sobre la búsqueda de tu hermana, mi tía Darling— contesté intentando calmarme a mi misma y cesar mi llanto.

– Bueno, cuando era un joven, un poco menor que tu...estuve viviendo en las calles de un pueblo, no tenia familia y lo único que me quedaba era la búsqueda de mi hermana— replicó mi padre.

Yo solo lo miraba, mientras el sostenía mi mano.

– Bueno, en ese pueblo la gente nunca me trato bien, era un fenómeno y un objeto para su diversion, muchos disfrutaban de verme correr mientras me arrojan piedras o comida podrida— continuó con la historia.

– Papá, no tenia idea...— dije con pena.

– No te preocupes, ya paso mucho tiempo...además esto se trata más de ti que de mi— suspiró y siguió contando—Bueno, te has dado cuenta que yo siempre tengo el cabello abajo y largo?— me preguntó.

Yo asenti y con esa acción mi padre levanto su cabello, no tenia orejas...en su lugar tenía 2 enormes cicatrices en la parte superior de su cabeza.

– Yo antes tenía cola y orejas...un día, otros niños del pueblo, me tomaron a la fuerza y cortaron y quemaron mi colá y orejas...me lanzaron piedras y me arrojaron al lodo, mientras reían yo sufría— confesó triste.

Me quedé callada y totalmente horrorizada.

– Cuando desperté ya no estaba en el pueblo...honestamente no sabía donde estaba, escuche una voz qué me llamaba— mi padre cerro los ojos como si se imaginara así mismo devuelta en esa situación.

*flashback*

– Asi qué...estas vivo? Si puedes escucharme verdad?— una voz siniestra reía entre las sombras.