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Likes to watch me in the glass room, bathroom, Château Marmont, darling.


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La luz del cuarto de baño es lo único que Clark encuentra encendido cuando entra al apartamento. Algo que hace que se alarme por un instante, pero cuando escucha las maldiciones de Steve sabe que no hay nada de qué preocuparse.

Deja su chaqueta en la silla más cercana antes de encender las luces y dirigirse hacía el baño. Clark sabe que Steve está tratando de curarse las heridas que probablemente se hizo en esa misión a la que se marchó por la mañana, lo sabe porque Steve nunca maldice y cuando lo hace es porque está molesto o porque no encuentra una manera más eficiente de reprimir el dolor cuando el alcohol entra en contacto directo con su carne viva.

Así que cuando está en el baño, apoya su peso en el umbral de la puerta y observa al rubio de pie al espejo del lavabo; Steve aún tiene puestos los pantalones militares de su traje, la parte superior ha desaparecido y deja a la vista el torso desnudo y amoratado de Steve, tiene el cabello revuelto y sostiene cerca de su abdomen lo que parece ser un paño húmedo, tiene los ojos cerrados con fuerza y los labios apretados en una mueca de incomodidad.

—¿Estás bien? —habla el pelinegro y su voz es suficiente para llamar la atención del capitán—, puedo llamar a urgencias.

—Muy gracioso.

—No tienes que lidiar con esto —Steve lo ignora, aparta el trapo humedecido con su sangre y abre la llave para enjuagarlo—, eso no se ve bien.

—Han pasado cosas peores —vuelve a tomar aire antes de colocarse el trapo de nuevo en la herida, la cuál según Clark, se ve bastante mal.

—De eso hablo, nunca sabes cuándo detenerte —sigue observándolo—. Sabes que puedo ayudarte, no es necesario qu-

—Estoy bien.

—Puede que al principio lo creyera, ahora esa frase no tiene el mismo significado, Steven. Lo sabes.

—Dios, Clark, estoy bien.

El pelinegro, no muy convencido, da un par de pasos dentro del baño y va directo a la repisa donde tienen el botiquín de primeros auxilios. Cree que debe haber algo allí dentro que pueda servirle. Cuando Steve está por moverse para detenerlo, Clark se vuelve solo un poco.

—No te muevas—el rubio encuentra en el tono de su voz el mando que en otras circunstancias le habría parecido atractivo. Sin embargo, los ojos azules de Clark no muestran otra cosa que no sea autoridad, así que sin muchas ganas, vuelve a su posición original apoyando ambos brazos en el filo del lavabo, ese que recién habían arreglado después de que Steve comprobará que tan fuerte podía ser Kent con él.

Two Of Us || SuperCap One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora