El olor de la carne quemada flotaba en el aire produciendo un hedor nauseabundo en el ambiente. Al menos 100 cadáveres crucificados ardían frente a sus ojos.
Apretó tanto los puños que sus nudillos perdieron el color. Un grito de rabia e impotencia dejó su garganta sin poder contenerlo.
_¡EIREL!- gritó- sé que estás aquí, ven y dame la cara maldito bastardo.- continuó gritando pero sin resultado
Respiró profundo con el rostro deformado por la ira y decidió volver a intentarlo.
_¡ENOCH!- dijo esta vez y en un abrir y cerrar de ojos la figura de su hermano aterrizó delante de él con las alas negras extendidas. Tenía el cabello negro, largo y suelto sobre los hombros, con algunos mechones blancos que le daban un toque irreal. Sus ojos de un azul imposible lo miraban desafiantes, su nariz ligeramente afilada, con unos labios carnosos y rosados, era sin duda el ser más hermoso que había en el mundo y también el más poderoso y vengativo.
_ Mairon, hermano- le dedicó una sonrisa cruel- ¿a que se debe esta inesperada visita?- preguntó en tono despectivo .
_ Se debe a que estas destruyendo el mundo con tus rabietas de niño pequeño y estas haciendo ruinas la creación de nuestro padre ¿hasta donde piensas llegar con este absurdo juego?- quiso saber.
_Pues....- hizo como si lo pensara un momento...- mientras dure mi existencia y eso será..... para siempre.
Dicho esto comenzó a reír como un lunático, las carcajadas le estremecían el cuerpo y tenía los ojos cerrados,..... aún así la vio venir. El destello de la espada de su hermano en su mente fue tan fuerte que tuvo tiempo de esquivarlo. Dando un paso atrás hizo aparecer en su mano derecha su propia espada y con ella lo apuntó directamente.
_ Así que vienes a matarme ¿verdad?- preguntó con una sonrisa torcida- pues suerte con eso.
_ No vengo a matarte Eirel, he venido a hacer que reflexiones un poco sobre lo que estás haciendo- hizo una breve pausa- has pasado de tentar a la gente con un poco de poder a protagonizar en persona matanzas en masa ¿ que es lo que ocurre hermano? Sabes que si me lo cuentas puedo ayudarte. - dijo con un cariño inmenso dulsificando su mirada.
_ No me vuelvas a llamar así,mi nombre es Enoch ¡E-N-O-C-H! ¿lo entiendes? No vuelvas llamarme así ¡Nunca! - gritó con rabia y el cielo a su alrededor se volvió de un gris plomizo, se escuchó el estruendo de un trueno y los rallos comenzaron a impactar sobre el suelo a su alrededor. La lluvia fría e inclemente cayó sobre ellos en torrentes apagando los restos de los cuerpos que ardían en las cruces a sus espaldas.
Mairon miraba a su alrededor con expresión confundida ¿desde cuándo tenía su hermano tanto poder? Estaba provocando una tormenta que no tenía nada de normal.
_ No quiero tu ayuda ni la de nadie, yo no te necesito así que regresa por donde viniste o puedes hacerte mucho daño, hermanito. - su espada se prendió de un fuego azul sobrenatural que se avivava bajo la tormenta y con ella lo apuntó- no vuelvas a intentar salvar al mundo o a mi porque es una guerra que tienes perdida antes de empezarla y si por casualidad regresas convertiré este mundo que tanto amas en escombros y cenizas, tu sabes que puedo hacerlo, por eso estás aquí jugando al buen hermano mayor, pero en el fondo sabes que solo vienes a hablar porque no puedes hacer nada contra mi ¿estoy en lo cierto? - la expresión derrotada del arcángel lo hizo comprender.
Enoch desplegó sus alas negras y desapareció en la cortina de lluvia dejando a su acompañante con el mayor desconcierto posible. No podía entender tanto poder, pero sobre todo no entendía por que tenía alas, si él mismo se las había quitado cuando lo mandó a la tierra.
Se sentó al borde del acantilado y un grito de furia sobrenatural le desgarró los pulmones y la garganta. La forma en la que su hermano lo miró cuando le dijo aquellas palabras le confirmaron lo que pensaba: su poder estaba creciendo y él temía destruirse a sí mismo sin saber como controlar tanto poder.
Cuando ocurrió la caída creyó que ya no continuaría creciendo su fuerza pero al parecer estaba equivocado y ahora podría terminar por consumirlo su propia oscuridad y eso aunque no lo admitiera lo asustaba un poco, de ahí que tratara de entender lo que le ocurría y por eso había quemado vivos a todos los brujos, curanderos o sacerdotes que no habían podido dar respuestas claras a su situación, en el fondo estaba desesperado y eso no era bueno para nadie.
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Lo oscuro de su mirada
FantasíaLa guerra en el cielo se desata por el control del mundo. Un corazón oscurecido por la ira incontrolable de la venganza levantará la espada contra los suyos y perderá sus blancas alas por la traición. La primera batalla dió comienzo y todos eligier...