Almas Gemelas

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Las almas gemelas no siempre pueden encontrarse a lo largo de los siglos. Siempre se estarán buscando y añorando, sin embargo, si a lo largo de una vida no encuentras a tu alma gemela siempre sentirás que algo falta, aunque lo tengas todo.

Pero cuando logran encontrarse, aunque mueran siempre estarán destinados a reencontrarse una y otra vez hasta el infinito.

Estas dos almas gemelas fueron una vez una princesa, Song Xiang, muy bella y radiante, siempre feliz y graciosa, totalmente desfachatada y romántica, enamorada de su guardián y protector, Lian Ji, él era serio y poderoso, digno de ser un guardia real del emperador, unos años mayor que la dulce princesa, él la amaba, pero siempre trataba de corregir su conducta fuera de lugar en la corte, para evitarle problemas. Él era serio y callado, perfecto en todo lo que hacía. Eran felices amándose en secreto, solo en sus miradas y en su acompañamiento, soñando con ser algún día más que solo la princesa y su guardián.

Pero un día el emperador decidió dar a la princesa en matrimonio a un ministro de su corte. Ella se negó, lloró, suplicó.

Y finalmente amenazó con matarse si era obligada. El Emperador se enfureció, supo que ella estaba enamorada de su guardián, que ese era el motivo de su rechazo entonces delante de ella, hizo apresar a Lian Ji, delante de ella lo hizo degollar.

La princesa quiso correr a abrazar a su amor y fue retenida para que ni siquiera pudiera despedirse por última vez. Ella sintió que su corazón se rompía en pedazos, ella no podía seguir viviendo sin su amor, su alma gemela. Ella sacó una pequeña daga muy afilada que siempre llevaba entre sus ropas y se cortó el cuello ante la corte y ante su padre.

Las almas gemelas se reencontraron en el mundo espiritual y se abrazaron felices, amándose y complementándose la una a la otra. No tenían cuerpos sólidos, pero no hacía falta, estaban en paz y armonía abrazada una sobre la otra.

Mucho tiempo después se separaron para reencarnar. Ambas reencarnaron como hombres, se reencontraron siendo pastores y se unieron en su amor inocente y puro.
Pero en esa época, el amor entre hombres era una condena a muerte, en especial en los pueblos pequeños. Así que, con apenas 18 años, fueron descubiertos y asesinados por el líder del pueblo y sus secuaces para que no los pusieran en vergüenza.

Nuevamente las almas gemelas se abrazaron en el mundo espiritual, consolándose mutuamente por el horror de verse uno al otro como eran asesinados a palos.
Reencarnaron en dos niños en medio de una guerra de clanes. Xi Guan de 10 años encontró a Lu, de seis años y lo protegió y cuidó, eran como hermanos, más que hermanos, el amor entre ellos era puro y completo, ambos eran huérfanos, no los unían los lazos de sangre, los unían el deseo de cuidarse mutuamente. Xi Guan fue asesinado primero, Lu gritaba y lloraba tanto, luchaba tanto con esos asesinos que finalmente también lo mataron luego de hacerle cosas inenarrables.

En el mundo espiritual volvieron a unirse, pero de cada reencarnación guardaban una experiencia horrible que dejaba una huella de dolor y anhelo en sus almas.

Reencarnaron mucho tiempo después, uno se llamó Wei Ying, cuyos padres murieron cuando tenía 4 años y debió vivir durante dos años abandonado en las calles hasta que el líder de la secta Jiang lo encontró y lo llevó a su secta. El otro nació en la secta Lan, el segundo hijo del líder, cuya madre estaba presa y solo podía verla una vez al mes, hasta que cumplió 6 años y ya jamás pudo volver a verla.

Así, Lan Zhan se convirtió en un niño retraído, silencioso y demasiado estricto consigo mismo y los demás, tratando de alejarse de cualquier demostración afectiva. No quería sufrir más.

Cuando Wei Ying y Lan Zhan se conocieron en el muro de ingreso a la secta Lan, Lan Wangji se sintió atraído y enamorado en el acto. Pero no quería sufrir, no quería amar, no quería sentir.