Capítulo 30 / Epílogo.

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El salón de fiestas... con esa hermosa decoración en rojo y dorado. Aquella que de verdad se había teñido de rojo en un encuentro emocionalmente devastador.

Ya no era más una fiesta, la celebración había muerto. Miku era trasladada al hospital Allenworth donde Ritsu iba atendiéndola lo mejor que podía dadas las posibilidades y circunstancias desde la ambulancia, y a decir verdad, no estaba segura de poder mantener su cuerpo con vida.

-Comandante, Megurine Luke y Hatsune Mikuo ya han sido arrestados. A primera hora mañana un juez de la Suprema Corte les dictará auto de formal prisión.- dijo la policía de la placa VY1.

-Gracias, Mizki. Kiyoteru se encargará de los asuntos con la fiscalía. Asegúrate de que lleguen a la estación y nos veremos mañana.- ordenó VY2 y la mujer subordinada a él obedeció.

-¿Yüma?-

-¿Estás bien, Meiko?-

-¿Qué pasará con Mikuo y el hermano de Luka?- preguntaba aún con algunas lágrimas recorriendo sus mejillas.

-Por ahora, sólo se les va a retener en la estación, les haré el interrogatorio correspondiente y mañana el juez dictará la sentencia. Unos veinte años... por cada persona que mataron. Y diez por cada herido.-

-¡Eso lo haría una cadena perpetua!-

-Lo es, Meiko. Lo es... hazme un favor ¿quieres? Diles a los demás que ya todo está bien y que Miku va a tener seguridad de la policía hasta que salga de Allenworth. Su novio Vladimir va a estar atendiéndola, ya no se preocupen.-

-¿Crees que salga de esta?-

-Hay que tener fe.- fue lo último que el comandante dijo.

Meiko se reunió con sus colegas, les explicó el asunto y propuso un after-party en su casa para bajar el estrés del momento con un poco de alcohol. Claro que nadie ya estaba de humor para festejar nada pero unos buenos tragos podrían ayudar a aliviar la tensión.

En el camino al hogar de la castaña, Kaito notó que Gakupo iba muy callado, tal vez era por la misma situación, o por haber golpeado a Mikuo casi hasta la muerte, o la sensación de que el amor de su vida se iba a ir una vez más. La reacción del samurai no era para nada la que esperaba Kaito, no se miraba triste o dolido por lo de Miku, tampoco enojado por Mikuo quien había tratado de matarlo... se le miraba serio y con una gran decepción desbordante de sus hermosas ventanas amatistas. Tal vez... muchas preguntas, pocas respuestas y tantas posibilidades.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el azulado.

-No.- fue la única y tajante respuesta de Gakupo.

Kaito ya no dijo nada más. Comprendía que la estabilidad emocional de cualquiera estaría afectada después de lo que había pasado, pero el samurai siempre había soportado muy bien estos asuntos por su pasado... definitivamente, algo pasaba. Y se veía que el de amatista no podía dejar de pensar en aquello que lo estuviera torturando.

Cuando llegaron a casa de la castaña, Teto y Akaito permanecían inseparablemente abrazados. Ya después de superar esto podrían tener su luna de miel como era debido pero por mientras, necesitaban consuelo emocional de su familia... sus amigos. Rin y Len se sostenían tiernamente y se repetían que todo iba a estar bien una y otra vez, Lily e IA se preguntaban qué harían ahora ya que ellas lo único que querían era volver a Hungría por Oliver y no el desastre que había sucedido, Gumi y Meiko estaban preparando té y bebidas en la cocina cuando Kaito se acercó a ellas.

-¿Han visto a Gakupo?-

-Está arriba, fumando en el balcón. Creo... que deberías hablar con él. No lo veo con buen semblante.- dijo preocupada la joven Megpoid.

Gakupo x Kaito. Nuestra Aventura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora