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❝Princewater❞


Manhattan, Nueva York, agosto de 2030

El lago oscuro de Ladies Pavilion era el sitio más tranquilo donde Santiago podía leer las horas que pudiera, mientras que su hermana y primo practicaban y entrenaban a sus primos más pequeños cerca del mismo lago. Tal vez eran las 11 de la noche, tal vez un poco más tarde, pero su madre les había dado el permiso de estar ahí.

Era el lugar seguro donde su madre podía encontrarlos.

━ ¡Así no es! ━ exclamó Alexis con exasperación.

━ ¡No les grites! ━ respondió Dominic Herondale en un tono de advertencia.

Santiago los miró con aburrimiento. Su hermana melliza no tenía mucha paciencia para entrenar a los más pequeños de la familia, Jocelyn Herondale y Max Lovelace; y era Dominic quien era más tranquilo al dar la clase.

━ Tal vez deberías descansar, Aless━ opinó Santiago.

━ Deberías ayudar━ replicó, cruzando sus brazos.

━ Creí que mamá y tío Jace se harían cargo de entrenarlos, ustedes ni yo somos los profesores de artes marciales━ su tono aburrido hizo bufar a su hermana.

━ Santi tiene razón━ apoyó Dom, guardando su espada en su cinturón━. Los llevaré al Instituto para que descansen. Ya es muy tarde.

La pelirroja lanzó una palabrota por la molestia.

━ No es justo, Dom, ustedes se duermen muy tarde y nosotros ya no somos unos niños━ acusó Jocelyn.

━ En teoría, sí lo somos━ murmuró Max, rascando su cabeza.

━ Andando━ ordenó con seriedad, brillándole la mirada dorada.

Tanto Dom como Alexis tenían los ojos extrañamente dorados, con una mirada de suma confianza y seguridad en ellos mismos, como la misma altanería reflejada en el iris. A comparación de Santiago, que tenía los mismos ojos de su madre, pero la misma mirada intimidante de su padre.

━ Bien━ la menor tomó del suelo su cuchilla y comenzó a caminar.

Max vaciló por un momento, mirando a los mayores con duda. Tomando su espada del suelo, comenzó a seguir a Jocelyn con rapidez. Dom miró a sus primos, dándoles un asentimiento de cabeza para después irse por el mismo sendero para rodear el muro de rocas grises y lisas.

Bajo la luz de la luna, los cabellos de Dom parecían de oro blanco, cuando en realidad eran dorados como sus ojos, casi una réplica de su padre. Santiago soltó un bostezo y se bajó del muro de rocas de un salto, cayendo con la misma gracia de un gato.

━ ¿Nos vamos de una vez o quieres seguir aquí? ━ interrogó a su hermana, quien mantenía la mirada en el lago.

━ Quiero quedarme otro rato más━ susurró y se acercó a la orilla, brincando entre las rocas.

El castaño de igual forma la siguió, para sentarse a un lado de ella en una de las rocas más cercanas al agua. Podía ver su reflejo a través del agua verdosa, donde las ondas se movían por el aire que había. Hacía calor, ya se estaba acabando el mes de agosto, justamente cinco días después del cumpleaños de su tía Clary, y cerca de ser el cumpleaños de su padre.

Santiago movió la mano, dejando el libro atrás de él y la acercó al agua para poder tocarla. Estaba fría, pero poco a poco se fue tornado tibia. Él no era precisamente un Kitsune relacionado con el agua, ya que, al igual que su antepasada Jack Princewater, él era un Kitsune de tiempo que logró desarrollar otra habilidad relacionada con ella; podía ver la vida o lo sucedido de las personas u objetos que tocaba.

Falla en la dimensión || ShadowhuntersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora