Promesas Vacías

Prologo

En medio de un desolado callejón, en una fría y devastadora noche sin una luna la cual pueda resplandecer ni estrellas a las que podamos contemplar, con solo los faroles que le brindan una débil luz para poder ver el lugar en donde se encuentra tirada una pequeña niña, de cabellos rizados y negros, cual carbón oscuro, tieso y con barro, ojos color verde como un muy hermoso jade resplandeciente, en su delicada y pálida piel se podía notar a simple vista lo delgada que estaba sin mencionar los moretones que llevaba en su piel–, ella se encontraba cubierta de sangre, bajo las frías gotas de la lluvia que comenzaba a caer sobre ella.

Había sangre por donde sea que ella mirase, con los horribles olores de la basura podrida con el suelo mugroso y con barro, intento levantarse, pero este acto le era imposible gracias a las pocas energías que ella tenía solo logro ponerse de rodillas, pues el dolor que sentía en todo su cuerpo era más fuerte que su propia voluntad.

—Esto debe ser una maldita pesadilla —pronuncio ella en un pequeño susurro, pues tenía los labios rotos. El dolor que recorría por todo su cuerpo en ese momento no era casi nada a comparación a lo que sentía mentalmente, ya que el daño que le hicieron no solo fue físico, sino que también psicológico —. M-malditos sean... —dijo aguantando las lágrimas —...ellos m-me... —no pudo terminar las palabras que estaba por decir, pues recordar lo que hace instantes le sucedido era mucho peor.

Lo único en lo que su mente pensaba en ese momento era en su pobre hermana y en sus dos papás –ya que debían de estar muy preocupados por ella–, además era probable que, si decía lo que pasó, les pase algo a ellos.

—Maldición —se quejó la pequeña —, duele mucho —lamentablemente necesitaba atención medica rápidamente, pues la hemorragia no paraba –y ya había perdido demasiada sangre–, si seguía así es muy posible que muera desangrada —debo salir con vida de aquí —

Cayo al frio y sucio suelo sin fuerzas para seguir luchando con ponerse de pie, ella sabía claramente que, si no se movía de ese lugar moriría en ese mismo instante, pero ya no tenía como levantarse, ya no le quedaba nada de energía y mucho menos fuerzas, solo la resignación de morir en ese espantoso lugar.

—N-no quiero morir, a-aún no — murmuro la pobre chica entre lágrimas.

Poco a poco se estaba quedando dormida y con cada vez más dificultad al respirar. Realmente no comprendía que fue lo que hizo mal ¿Acaso estará pagando algún pecado de su vida anterior?

—Quiero volver a ver la luz del sol, quiero seguir contemplado las estrellas hasta quedarme dormida en el tejado, quiere sobrevivir ante este infierno —dijo con lágrimas de corriendo por sus ojos —¡Quiero vivir! ¡Lo imploro déjenme vivir! —exclamaba con las pocas fuerzas que le quedaban —¡Deseo vivir!

—¿Así que ese es tu deseo? —pregunta una voz ronca acercándose a ella.

—Quiero poder seguir con vida, por favor sálveme —suplico a aquel sujeto.

—¿Estás dispuesta a pagar el precio que conlleva la vida?

—Mientras siga viviendo, no importa si le tenga que vender mi alma al mismísimo diablo —afirmo —. Sálveme y juro que estaré dispuesta a servirle de por vida —rogo la pobre chica en medio de la desesperada situación.

—Ya veo — dijo aquel hombre mirando la escena a su alrededor —...Joseph... —el sujeto de cabello ondulado le dio una orden al que parecía ser su subordinado, pero la niña no logro escuchar que decía gracias a que poco a poco se quedaba inconsciente.

—...sí señor... —contesto el mencionado, cargando a la pequeña en sus brazos y llevándola al auto. La pobre niña se encontraba realmente aterrada, pero no podía hacer nada para protestar, al no haber otra alternativa opto por solamente ceder para que al alzarla del suelo no fuese tan doloroso.

Y ahora te estarás preguntando ¿Qué le ah sucedió? Déjame que te explique como fue a llegar a ese tétrico escenario en el que hace instantes se encontraba.