☃️❄¡NAVIDAD!❄☃️

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Primero de diciembre 2019.

MAGNUS JONES.

—Auch, auch, colico... Detesto mi vida.—Gruñe Isabella mientras está tirada en el suelo de la habitación.

Suspiro aburrido de lo mismo, estoy tirado en su cama mientras ella se queja de los cólicos. Tendríamos que estar durmiendo desde hace como una hora pero la señorita no quiere y tampoco quiere estar sola por lo que terminé aquí soportando sus berrinches. Todos los meses me toca soportar a una pequeña mujer gruñona... Creo que sufro más yo que ella con ese maldito periodo.

—Me duele el vientre.

—¿Te tomaste lo que te traje?
—Asiente y me muestra el vaso de té vacío.

—¿Por qué tengo que desangrarme todos los meses?—Me encojo de hombros.—Ustedes también deberían sufrir esto.

—Oye, suficiente tengo con soportar tus antojos, mal humor y cambios de temperamento por siete malditos días, ¿Y tras de todo quieres que me desangre?—Bufo mientras miro al techo.

—Es lo justo... Quiero chocolates.—Señalo la pequeña nevera que tiene al lado de la cama.

Se la puse hace unos meses y mi idea era mantenerla llena pero ella lo hace sola. Es demasiado independiente para tener trece años.

—¿Me pasas uno?—Gruño de mala gana mientras tomo uno y se lo tiro.—Gracias.

—Bella a dormir ya.

—No tengo sueño.—Bostezo aperezado mientras la miro jugar con la página de uno de los libros.

—Claro que tú no, pero yo si, Isabella.—Hablo de malas.

Tengo sueño, quiero dormir y esta niña no me deja, estaríamos peleando por más tiempo si no fuera porque tocan el timbre. Ella se levanta corriendo y la sigo al llegar abajo la siento aferrarse a mi pierna.

—¿Qué paso, Bella?—Solo señala la puerta y me dirijo a ella con Bella detrás de mi.

Papá y mamá están parados en la puerta y ahora entiendo la reacción de ella, aunque me gustaría decir que llevan una buena relación con la niña pero no, la verdad no aceptan el hecho de que esté conmigo y ella no es lo suficientemente sociable para hablarles.

Lleva tiempo conmigo y aún no logro que ella comience una conversación con ellos, les tiene miedo por más que intento explicarle que no debe temerles. Cuando ellos están es como si esa menera parlanchína en la que habla conmigo o Omar desapareciera.

—¿Puedo subir a dormir?—Niego y les doy paso.

—No tenías sueño hace un rato, si no quieres...

—Ya tengo sueño, quiero ir arriba. ¿Puedo Magnus?—Gruño de mala gana.

No me llama papá cuando ellos están cerca.

—Pensaba poner películas.—Comento pero ella bosteza.

—De verdad creo que mejor me voy a dormir, ya no me duele.—Habla casi en un susurro.

—¿Qué tienes, pequeña?—Papá se dirije a ella de manera dulce pero ella frunce el ceño y se acerca más a mi.

—Dolores de chicas.—Aclaro y miro a Bella.

No dice nada solo mantiene la vista en sus manos.

—Voy a subir, buenas noches.—Sube casi corriendo y le escucho gruñir una pequeña maldición cuando tropieza con algo.

—¿Qué quieren?—Pregunto mientras paso a la sala.

—Ese no es la manera de saludar a tus papás.—Habla mamá y no digo nada.—Esa niña nos ha distanciado.

EXTRAS DE "KILLER TIES" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora