Salí por la puerta y comencé a dirigirme al instituto. Mi casa se encontraba a unos 10 minutos, pero siempre tardaba más, porque hace un tiempo descubrí otro camino para ir mucho más bonito. Pasaba por calle estrechas, con balcones con tan poca distancia el uno del otro, que en una historia de amor, los dos amantes podrían besarse sin tener que estar en la misma casa. Jardines y patios, llenos de flores y macetas de todos los colores que se veían por las rejas de las puertas. Siempre que iba por ahí me parecía como si fueran las calles de otra ciudad completamente distinta y sentía la sensación de estar dentro de una película.
A mitad de camino me encontraba con Abril, una amiga mía, y también de Emil. Ya podía intuirla salir de su casa, aunque no podía todavía reconocerla al cien por ciento por culpa de la niebla.
—¡Hey Adal!— gritó parada en la puerta de su casa.
—Hola Abril, ¿cómo estás?
—Bien, ¿y tú?
—Bien— respondí con voz ronca — Vamos rápido, vamos a llegar tarde.
—Adal, no vamos...
—No pienso volver a aguantar la bronca de mis padres, llevan enfadados conmigo todo un mes por suspender aquel examen de física— dije acelerando mi paso.
—Pero que vamos bien de tiempo.
—Y tener que aguantar el enfado del profesor por haber llegado tarde otra vez, soy inútil.
—¡Adal joder! Que no vamos tarde, llegamos de sobra. No te agobies tanto, ¿qué te pasa?— preguntó preocupada.
Suspiré muy profundamente. Me sentía dentro de una burbuja, todo sonido de mi al rededor lo percibía como un zumbido.
—Perdóname, hoy no he dormido mucho.
—Oye, sabes que me tienes para lo que necesites y puedes apoyarte en mí cuando quieras—me dijo mirándome a los ojos.
Suspiré de nuevo mirando al suelo, alcé la cabeza y me metí las manos en los bolsillos.
—Gracias Abril.
Entramos y vimos a la gente entrar en clase. Vi a Emil, que estaba hablando con un chico de la clase. Le llamé y se acercó a nosotros sonriente como siempre.
—Hola chicos, ¿cómo estáis?
—Bien— respondí.
—Muy bien, oye, ¿ese con el que hablabas, era... Aksel?— dijo Abril mirándome de reojo.
—Sí, es él— respondió Emil observándome fijamente.
—¡¿QUÉ?! ¡Pero si es el mejor amigo de Rein!— repliqué sorpendido.
—Pues sí, y es muy majo.
Ambos se rieron mucho, y yo me sentía muy nervioso, no sabía porqué. Si Emil y Aksel se llevaran bien podría hablar con Rein, y si le cayera bien quizás seríamos amigos, nos veríamos y hablaríamos constantemente, y se enamoraría de mí, no, pero todo eso es imposible. Ojalá pasara todo, aunque de los nervios saldría corriendo. Cuanto más pensaba, más nervioso me ponía, pero sería increíble.
—Vamos dentro de la clase, la clase va a empezar dentro de nada— dijo Abril recolocándose su mochila sobre sus hombros.
Entramos por la puerta y nos sentamos en nuestro lugar. A mi derecha estaba Emil y detrás de nosotros estaba Abril. Terminó la primera clase, de literatura, a mí en realidad me gustaba, pero por la forma de explicación del Sr. Carter se hacía muy aburrido. Cuando el profesor salió por la puerta, todos empezaron a hablar. Rein se sentaba en el fondo de la clase, mientras que él hablaba tranquilamente con sus amigos, yo le miraba fijamente. No quería parecer un espía o algo así, pero sus ojos me hacían sentir hipnotizado.
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Sakura
RomanceAdal y Rein comienzan una amistad bastante cercana. Adal, enamorado de su amigo, espera algo más, mientras que Rein, ni si quiera sabe lo que quiere.