Aquel día era como cualquier otro en Naya Ville, como cada otoño los campos de cosecha cambiaban de color y no solo ellos sino todo el entorno cambiaba con el ritmo de las estaciones, cada color, planta, animal e incluso muchas personas parecían hacerlo, por ejemplo la vieja señora Harrison mi vecina que con el cambio de estaciones cambia su ropaje de los mismos colores, aunque muchos dicen que está loca, yo no lo creo más bien es algo excéntrica, cada mañana antes de irme a la escuela la veo hablar con su gato negro, es gracioso ver como ella le habla como si este pudiera entenderla, quien sabe, tal vez este lo haga.
Los días en Naya Ville son siempre iguales realmente nunca pasa nada interesante y me atrevería a decir que si no fuera por el gran festival de la luna organizado por nuestro pueblo, este festival son los tres días del año en que la luna se acerca a la tierra siendo nuestro pueblo el mejor lugar para apreciarla, o al menos eso es lo que dicen aquí.
Siguiendo mi rutina, al llegar a la escuela saludo a todos como de costumbre, Nico comienza a hablar sobre cosas sobrenaturales y magia, esos temas a él le emocionan mucho, en ocasiones solo lo miro sin prestarle mucha atención ya que no creo en eso, para agregar más momentos rutinarios a mi día, Izzy empieza la misma discusión con Nico con respecto a la magia.
—Chicos, chicos ¿aún no se aburren de lo mismo? —les pregunté interrumpiendo su discusión de manera inesperada al girar a sus lugares—.
—¿Lo mismo? ¿a qué te refieres? —preguntó Nico confuso—.
—Todos los días discuten por lo mismo, sobre si la magia existe o no, sobre quién tiene razón, cada mañana es lo mismo —aclaré en tono cansado—. Aunque no fue mi intención ofenderlos sentí que así lo hice al ver la cara de Izzy quien después agregó. —Liam tienes razón, estamos tan agobiados con la rutina de este pueblo que no nos hemos dado cuenta que caímos en una.
Parecía que ella iba a decir algo más, pero en ese momento llegó la profesora de literatura avisando de su llegada con su característica voz chillona, los demás creen que es una de las profesoras más aburridas y en especial su clase de literatura, aunque yo no pienso igual, pues en sus clases podía salir de mi aburrido pueblo e ir a cualquier lugar y ser otra persona, al final de cuentas ese sentido tienen para mí los libros que ella nos hace leer.
—Chicos como proyecto final tendrán que escribir un mini libro con una historia sobre cualquier cosa —anunció emocionada, pero a mis compañeros no parecía agradarles la idea de la señorita Agatha.
—¿Sobre cualquier cosa señorita Agatha? —preguntó uno de ellos levantando su mano.
—Así es, puede ser sobre ustedes mismos, una vivencia, algo que anhelan, que les guste ¡cualquier cosa! Tienen hasta el final de este ciclo para entregarlos —sonrió entusiasmada—. Así su clase terminó y como cada tarde decidí pasar a saludar a mí madre.
—Hola mamá ¿cómo estás? Espero que estés bien, sabes papá está un poco preocupado por la cosecha de este año —dije sentado a un costado de su tumba—. En ese momento fui interrumpido por un sonido seguido de una voz que se encontraba muy cerca.
—¿Así que Charlotte era tú madre? que pequeño es el mundo creí que ella había muerto sola, como lo merecía —dijo un hombre alto y bien vestido usando un bastón para poder apoyarse—. Él se encontraba detrás de mí y me miraba como si hubiera encontrado algo que estaba buscando desde hace tiempo.
—Disculpe no sé quién es usted, pero no le voy a permitir que hablé así de mi madre —dije molesto al ponerme de pie y mirarlo directamente a los ojos muy molesto.
—Tranquilo no hay necesidad de ser tan agresivo, solo digo la verdad, aunque ahora que te veo bien si te pareces un poco a ella —agregó con una sonrisa—.
—¿Quién es usted? ¿y qué es lo que quiere? —pregunté aún molesto pues aquél hombre hablaba de mi madre como si la hubiera conocido, pero en ese momento un gato negro apareció de un salto, quedó justo al medio de nosotros dejando su cola en mi dirección, el gato erizó su pelaje de manera amenazante contra el hombre quien lo saludó muy cortésmente y después de eso se marchó dejándome solo con el gato, fue muy extraño aquel evento pero decidí no darle importancia ya que de alguna forma eso había roto mi rutina.
Esa noche al llegar a casa y pasar por el comedor me di cuenta de que la señora Harrison y su gato negro que siempre la acompañaba estaban ahí con mi padre, saludé con cortesía y me pasé de largo hasta mi habitación donde puse un poco de música para poder relajarme, tomé mis cosas para hacer tarea pero en ese momento toda mi habitación se tornó de un color negro intenso, no era capaz de poder ver mis manos, de pronto todo se comenzó a iluminar pero ya no estaba en mi habitación más bien parecía estar en un lugar con música y muchas luces, además podía escuchar voces de personas hablando y riendo, miraba a mi alrededor pero todo era confuso y borrosos, de pronto sentía como me faltaba el aire mientras crecía un gran ardor en mi pecho.
—Hijo ¿Estás bien? —preguntó mi padre—. Él había entrado a mi habitación después de escucharme gritar, pero yo no recordaba haberlo hecho, solo tenía aquél recuerdo de lo que había pasado hace unos minutos, tuve que mentirle diciendo que un insecto fue el que me hizo gritar del susto, inconforme y preocupado con la respuesta mi padre se marchó a su habitación despidiéndose. Me dirigí al baño para lavar mi rostro pero aquella horrible sensación no se iba, entonces tomé una ducha y todo parecía estar bien hasta que al mirarme al espejo descubrí una marca sobre mi pecho, esta tenía un extraño parecido al de una mano larga y ligeramente gruesa, en ese momento un horrible sentimiento de miedo y confusión de apoderó de mi cuerpo ya que no tenía ninguna explicación lógica para eso que tenía en el pecho, salí de baño y una vez vestido tome mi laptop, estuve investigando alrededor de unas dos horas algo que pudiera explicar aquella marca pero nada sonaba lógico ya que lo más cercano estaba relacionado con brujería fue entonces que decidí culpar a alguna alergia, tomé unas píldoras puse un poco de medicamento sobre la marca y me fui a la cama, pero pasó de nuevo, otra vez me encontraba en ese difuso lugar aunque ahora había algo más, se trataba de una chica con hermosa sonrisa que tomaba mi mano mientras caminábamos pero de pronto todo se tornó negro nuevamente y la oscuridad me impedía verla aunque sabía que estaba ahí pues podía sentir su mano pero no por mucho ya que un grito muy potente me estremeció causando que soltara su mano para poder cubrir mis oídos.
ESTÁS LEYENDO
The chronicles of the stiirs
FantasyLiam es un chico que vive en un pueblo atrapado en una aburrida rutina hasta que un día una chica llega al pueblo y cambia por completo su vida trayendo consigo un mundo nuevo mostrándole el máximo nivel de todas las emociones y sentimientos. Si te...