Me estaba cambiando, me pondría la ropa que Harry me dio. Tardé un poco más de lo usual ya que trataba de no mover la venda que traía en mi cintura. Forcejee mucho, batallé para poder cambiarme y finalmente me puse los shorts. No podía agacharme ya que mi abdomen me dolía muchísimo. Trataba de encontrar la parte donde más me dolía mas para hacerlo más fácil.
Me quité mi camiseta tratando de que mi vendaje no se desacomodara, ya estaba desesperándome. Suspiré y miré hacia arriba. Recordé el joyero que había en el armario y quise ir a verlo, pero cuando me di la vuelta, ahí estaba Harry. Parado en la puerta como guardia observándome. Me refiero a que, me miraba arriba hacia abajo una y otra vez. Era algo incomodo.
Y sí, ahí estábamos los dos de pie. En un cuarto con una cama, cualquier adolescente hubiera hecho lo que estaba pasando por nuestras mentes. Harry entró al cuarto, acercándose a mi cada vez mas. Mantuvimos nuestras miradas juntas hasta que él estuvo frente a mí. Tomó la camiseta que me había dado para dormir y me ayudo a ponérmela. Me arregló el vendaje y eso fue todo. Tan simple. Comencé a respirar otra vez.
Me miró de nuevo y finalmente, hice lo que desde siempre había querido hacer. Bueno, ambos queríamos. Extendió su mano hacia mí y me atrajo cuidadosamente hacia él. Presionó mis labios contra los suyos. Sí, finalmente nos besamos.
El besó fue lento y suave, me besó de una manera tan tierna. Fue tan romántico. Aún tenía los ojos abiertos, me sorprendió al principio, pero después me relajé y seguí el beso. Fue rápido, pero hermoso, no puedo negarlo. Miró hacia mí y sonrió. Me dedicó ésa sonrisa que me encantaba.
Cuidadosamente puso sus manos alrededor de mi espalda, para después yo tomarlo por la nuca y hundir mis dedos en su hermoso y enrulado cabello. Presionó mi cuerpo contra el suyo y me besó de nuevo. Comenzó lento y tierno, pero luego fue tomando más pasión.
Mientras nos besábamos, pude notar que Harry se entregaba completamente a sus instintos. Estaba completamente perdido entre nuestras emociones mientras estábamos juntos. Ahora era más brusco mientras los segundos pasaban. Traté de inhalar pero él no se detuvo, fue un beso tan magnífico.
Jamás alguien me había besado de ésta manera. Amé completamente sentir sus suaves labios. No sé cuanto duró el beso, sentí que fueron siglos. Harry me llevó hacia la pared. Parecía.... ansioso. Tuve que apartarlo un poco, estaba lastimada del abdomen y además, trataba de que no pasara a mayores. Él pareció aceptarlo, ambos sonreímos. Harry pegó su frente a la mía y me dio unos cuantos besos rápidos.
Lentamente abrió sus ojos, yo hice lo mismo.
— Necesito... necesito preguntarte algo. — Me susurró al oído. Esperé a que prosiguiera. — Quiero que me digas, bueno... quiero saber qué piensas de mí. — Se notaba nervioso. -Quiero saber porque me besaste también, y porque te agrado cuando a las demás personas no. Di... dime porqué me siento tan feliz y diferente cuando estás cerca de mí.
Coloque mi mano sobre su mejilla.
— Esas preguntas son tan fáciles de responder, quiero que me digas tú cual es esa respuesta. ¿Por qué crees que.. te hago tan feliz?.— Contesté, estaba segura de que lo sabía. Le sonreí.
El seguía mirándome, se quedó quieto.
— No creo estar seguro. — Sonreía.
— No me reiré, lo prometo. Dime qué piensas.— Le insistí.
— Que tú me quieres. — Respondió con un hilo de voz.
Estaba en lo correcto, lo quería y demasiado.
— ¿Qué sientes por mí que te hace preocuparte tanto por mis sentimientos hacia tí?.— Le pregunté buscando en él la misma respuesta.
— Te quiero, ___tn.
— También te quiero. — Sonreí.
Me quería, Harry Styles me quería. Era algo increíble que una persona como él pudiera demostrar sus sentimientos tan... rápido. Jamás imaginé poder quererlo de ésta manera, me encantaba. Después de nuestra amorosa confesión, aún estábamos mirándonos a los ojos y sonriendo. Me tomó de la cintura cuidadosamente y me cargó, llevándome hacia la sala.
Veíamos televisión juntos, sentados en el sofá más grande de su sala. Estábamos comiendo palomitas, mientras le contaba a Harry algunas cosas sobre mis padres. Le explicaba por qué ellos no estaban tanto tiempo en mi casa desde que eran personas de negocios.
— ¿Qué hay de tu hermano? — Preguntó.
— El tampoco está en casa casi nunca, así que no hace mucha diferencia.
— ¿Qué edad tiene?
— Va a cumplir 18, se llama Javier.
Ambos nos sentamos muy cerca, nuestros brazos se rozaban. Me imaginé como me sentiría en ese momento sola en casa, las noches siempre estaban llenas de pesadillas sobre Harry. Podía soñar con él o creer verlo a media noche. Estando con Harry, creía no sentirme sola nunca más. Harry se acercó más a mí y recargó su cabeza en mi hombro.
—¿Alguna vez te has sentido solo?
— Sí. — Me dijo con un tono de tristeza. — Mi tío solo me llama o me visita cuando lo necesita y mi hermano está en el ejército.
— ¿Viene a tu casa seguido?— Le pregunté.
— Comparado con otros sujetos en el ejercito, sí.
— Siento mucho lo de tus padres.
— ¿Enserio? — Retiró su cabeza de mi hombro, luego me miro a los ojos.
Yo dudé un poco, no sabía nada de ellos, solo que no estaban aquí.
— Mamá murió cuando tenía 4 años... y mi papa, murió cuando tenía 10. — Me dijo con una voz entrecortada. Sentí una ola de tristeza invadir mi cuerpo.
— Lo siento mucho. — Me acerqué un poco más a él, lo abracé.
— A veces me pregunto cómo sería yo si… si mi vida no fuese tan miserable, si tuviese otros padres que se preocuparan por mí. A veces creo que por todo eso es que soy así. — Las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
Harry lloraba en silencio, sentí que me necesitaba.
— Te quiero. — Acercó su cabeza hacia mi rostro, me beso. — No sé que más preguntarte, hay tantas cosas en mi cabeza, solo si ¿me quieres tanto como yo a tí?
