Como Un Sueño

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¿Qué es la vida? -Una ilusión, una sombra, una ficción, pues toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. Mi vida ha sido horrible, es monótona, llena de sombríos momentos, simplemente es la peor y a nadie le gustaría tenerla. Es la quinta vez que nos mudamos, la quinta vez que tengo que empezar de cero, estoy harto, ya no puedo más, tengo otra vez que llegar a una nueva escuela, dejar a atrás a mis amigos y hacer nuevos, no quiero, ya no mas

-¡Mama! Ya no quiero que nos mudemos, estoy harto
- Lo se hijo, prometo que será la última vez, por favor entiéndeme, no nos podemos quedar mi trabajo esta allá, nuestra nueva vida ahora está allá.
-Eso dijiste la anterior vez y la anterior, espero que esta vez puedas cumplirlo.

Nos mudamos a un sitio, en el cual llovía todos los días, las calles estaban solas, los árboles frondosos creaban ruidos terroríficos con el choque de sus ramas, una ciudad como la de las películas de terror, al llegar a la nueva casa lo único que quería hacer era dormir porque al siguiente día tenía que integrarme a una nueva escuela, más en mi cuarto no había ninguna cama, así que lo único que me quedo era dormir en el frio piso.
Al día siguiente llegue a la escuela, la maestra me presento en frente de mis compañeros y me senté hasta atrás, al calmarse todo empecé a ver a cada uno y todos eran extraños, muchos eran alegres, matados, aburridos y olían feo, pero en particular había una chica que estaba sentada hasta la otra esquina de cabello rubio, alta, más tenía un no sé qué, que me caía mal, ha de ser porque es mamona y la mayoría de veces nunca me equivoco, tuve que aguantar matemáticas e historia, hasta que por fin salimos a receso, lo único que quería era estar solo. Saque mi sándwich y mi jugo y empecé a ver a los demás, todos creían que la vida era bonita, se reían, corrían y saltaban de lado a lado, me molestaba mucho porque la vida no es así de hermosa, eran tan infantiles, que no se daban cuenta que todos nacimos para morir, de pronto vi que esa chica de cabello rubio venia hacia mí.

-Hola, mi nombre es Sara, ¿cómo te llamas?
-Me llamo Estefan
-Qué bonito nombre, oye que tienes, te cargas una cara de enojo o frustración
-Es que me molestan las personas que creen que todo es diversión
- Lo es, la vida se ve color de rosa mientras sueñes

En eso tocaron la campana para entrar, me pare y me fui, esa chica como me estresada, no la aguanto, es insoportable.
Pasaron 2 semanas en las cuales no salía del salón, estuvieron calmadas, en los recesos mientras todos salían yo me quedaba, por fin solo con paz y tranquilidad, hasta que un día la chica se quedó en el salón y me volvió a hablar

-Hola Estefan
-Hola.
-Oye te e echo algo, o porque no me hablas,
-Por qué no se me da la gana hablarte, ya deja de molestarme
-Perdón pero es enserio quiero platicar con tigo, es que no me gusta que las personas estén solas, dame un segundo te encargo mis cosas, se me olvido mi pluma en la mesa
-Aja

Cuando se fue dejo un cuaderno rosa y pues como no estaba quería ver que tanto escribía, nunca me dijo que no tocara nada, al abrirlo decía en la primera hoja "diario", me causo mucho interés, al hojearlo me di cuenta que hablaba de mí, " Querido Diario, hace dos semanas conocí a un chavo guapísimo llamado Estefan, tiene unos ojos azul como el cielo, es alto, tiene cabello negro como la noche, mas creo que le e echo algo, chance le hable muy fuerte o fui grosera que ya no me quiere hablar...
En eso escuche las pisadas de ella por el corredor y rápidamente deje su cuaderno en la mesa

-Ya, perdón es que tenía que encontrar mi pluma es valiosa para mi
-Es una simple pluma, ¿qué tiene de especial?
-Mi abuelita que en paz descanse me la dio, ¿Tu Por qué usas esas pulseras?
-Que te importa, ya lárgate en serio

Paso una semana más, y la chica no me dijo nada, solo pasaba sin decir nada, y por más de que trataba de no pensar en ella no podía, en la semana intentare hablarle a ver qué pasa...
Al paso de los días se fue convirtiendo en una muy buena amiga, hasta el punto en que no nos separábamos ni un momento, me hacía olvidarme de todo, me cambio mi forma de ver las cosas, el tiempo con ella volaba, simplemente cerrábamos los ojos y viajábamos juntos.

-Sabes, me encanta ver el atardecer
-¿Por qué? Solo es una parte más del día
- No Estefan, es ver colarse por una rendija, a través de la ventana, el color amarillo anaranjado de los rayos del sol, invadiendo la habitación, transformándola en un ambiente tenue, que relaja los sentidos y despierta la imaginación de una tarde apaciguada, durante un atardecer dormido, viéndose reflejados en las manos que teclean cada nota de la vida, hacia surcos lejanos que van diciéndonos adiós con la mirada casi rojiza, a través del horizonte que le camufla en oscuridad.
-Nunca lo vi de esa forma
- Estefan?
-¿Que paso?
- Desde hace mucho tengo la duda de que valor tienen para ti esas pulseras, porque cuando te pregunte pareció que te molesto
- Pues es que es algo difícil, porque tienen un valor muy importante para mí, las hizo mi hermana
- ¿tienes una hermana? Nunca me dijiste
- No porque ella falleció hace 2 años, el día que ella cumplía 5 años, fue muy doloroso para mí, al principio no quería hablarte porque me recuerdas mucho a ella, pero si no te hubiera hablado me habría perdido de una súper amiga

Al cabo de unas semanas no vi a Sara, le llamaba y llamaba más no me contestaba, nunca me dijo donde vivía, les preguntaba a sus amigas y tampoco sabían hasta que me entere de ella.

-Hola
-Hola, Estefan?
-Si, quien habla
-Soy el padre de Sara
-A hola señor ¿qué paso?, ¿todo bien?

-Lamentablemente no, hablaba para ver si querias asistir al funeral de Sara, acaba de fallecer, desde pequeña tuvo una enfermedad respiratoria, dijo que si llegase a pasarle algo te diéramos su diario
En ese momento, me quede sin palabras, como es que de un día para otro cambiara todo, fui y ya no quise entrar a su casa me dieron el diario de Sara y me fui, porque me tuvo que dejar, porque, cuando más la necesitaba,por que no me dijo nada, no resistí el dolor, de pronto tome el diario de Sara y cayo una hoja, en la cual decía

"Nunca la vida es como queremos que sea más a mí me dieron la segunda oportunidad de vivirla, gracias a ti querido Estefan, en la vida no se puede tener todo sin embargo es necesario aspirar a ello porque la felicidad no es una meta sino un estilo de vida"

En ese momento lo único que sentí fue una gran fuerza de llorar, el dolor de perderla ardía, ese dolor era como si te golpearan miles de veces. Al paso del tiempo, su recuerdo era más fuerte, pero aprendí a controlar mis emociones, más nunca olvide lo que alguna vez me dijo, "al final no contarán los años en tu vida,más si la vida en esos años" , aprendí a sonreír a disfrutar de cada momento . Quien no haya pasado nunca frío no apreciará el valor de una hoguera. Quien nunca haya llorado no disfrutará de los momentos de risas. Quien no haya pasado hambre no valorará un plato de estofado caliente. Quien no conozca la muerte no sentirá amor por la vida.

Miguel Angel Barranco Ortega

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