Capítulo 4:
Encierro
El primero en llegar a la puerta es Gabriel, sus brazos siguen negro hasta los codos, parece no importarle, sale disparado por el pasillo. Anastasia va tras él.
—Recuerden que hay que contenerlos, no matarlos —grita Daniel.
—Golpear hasta que estén inconsciente, lo entiendo —replica Anastasia.
Salgo al pasillo con Leonardo detrás. El demonio y la cambiante se han hecho con el ascensor junto al vampiro que vino a dar el aviso. No esperan por nosotros.
—¿Seguro es bueno dejarlos trabajar juntos? —inquiere Leonardo.
—Al carajo si lo sé —exclama Daniel.
Alcanzamos las escaleras.
Los vampiros han estado tomando turnos para patrullar por la ciudad, en grupos de tres. Salieron dos, y regreso uno. Así que, son tres vampiros fuera de control.
Al llegar al primer piso, Elisa me ataja con su pequeño equipo médico. Su mirada frenética es un alto que no puedo eludir.
—Nos necesitan en el...
—Si lo sé —dice ella. Se queda mirando a Daniel extrañada.
—Se nos unió hace unos minutos —explica Leonardo.
—También Gabriel y Anastasia, ellos ya deben está abajo —notifico.
Ella siente.
—Bien. Van a necesitar esto —dice con voz apresurada. Coloca en mis manos una pistola, de esas que usan para dormir animales. —Es peor que cuando regreso Romina. Intenten sedarlos. Es una dosis doble, dormiría fácilmente a un elefante.
Les entregan una a Daniel y otra a Leonardo.
—Los nuestros se harán cargo de... cazarlos, acorralarlos. Ustedes enc...
—Disparar, sí. Lo tenemos. —La tranquiliza Daniel. —Permite otra, estoy seguro de que Gabriel y Anastasia se las ingenian para noquearlos, igual podrían necesitarla.
Él recibe la otra pistola y seguimos escaleras abajo. Se puede escuchar el clamor de la batalla. Al tocar el último escalón me tiró al piso.
—Cuidado —grito. Uno de los autos impacta contra la entrada de las escaleras. Ruedo por el suelo. La entrada queda sellada por una de las camionetas.
El estacionamiento es un caos, algunos de los autos destrozados vuelan por la estancia como proyectiles. La pistola tranquilizante salió de mis manos, la recojo.
Anastasia y Gabriel hacen grupo con dos vampiros. Acorralan a una mujer de bonito cabello rubio, agazapada como un gato, colmillos expuestos y los ojos completamente negros. Ella está cazando, estudiando a quien de ellos puede alcanzar primero. El único control que tiene es el hambre, insaciable y destructivo.
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Infernal. Luz de medianoche 3
FantastiqueEl mundo está sumido en una oscuridad perpetua. La presencia de los infernales afecta a los vampiros, despertando en ellos una sed de sangre incontrolable que los hace enloquecer y desatar sus más primitivos instintos para alimentarse. Romina es una...