La mariposa.

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De los movimientos suaves del viento, se desprende un volar elegante e intranquilo, impreciso. La mariposa volaba lejos del cielo y cerca de la muerte, Olvidando la felicidad y todo en su mente. 

 Los colores que matizaban sus días, desde que floreció de alegría, todos ellos fallecían.Destino con final y principio. Como el viento, brizas y corrientes llamaban sin aviso. Sus alas ya no pueden ser majestuosas a su manera, la incomodidad se acerca y marea. Bajando cada vez más de arriba, inocente miraba al rededor preguntándose si volvería a recorrer aquel color. Verde pastizal, del descanso en la hoja cuando era una pequeña y paciente oruga. Rosa floral, pozando refinadamente en distintos jazmines presumiendo sus hermosas alas. Celeste viento, de la cercana primavera, nostálgica.Estaba encogiéndose, pero de repenté voló. Nunca soñó con la muerte, nunca presenció el fin! Los colores de sus espléndidas alas brillaban con el sol, aunque por dentro tornacen gris. -Me estoy despidiendo.- susurró la mariposa- mientras volaba aturdida de arriba hacía abajo al campo de girasoles. La cabeza de los girasoles no quitaban la vista de la mariposa, siguiendo y presenciando su vuelo final. Terminaban los cortos días de pozar en las flores y volar con elegancia, los girasoles miraban el suelo, desprendiendo un llanto sumiso y callado.Pero la mariposa no estaba en el piso, su cuerpo no estaba allí. Estaba en un cielo infinito y falso de tiempo apacible.

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