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02| Cambiando la piel.

Los primeros tres días habían sido un completo revuelto de emociones y recuerdos. A pesar de estar con su familia se encontraba algo pérdida y asustada por todo lo que había pasado en estos pocos días. Era lo más parecido a un animalito indefenso buscando adaptarse a una nueva vida, a un nuevo lugar y a nueva gente. En pocas horas su piel había comenzado a cambiar, pero esa nueva paz que respiraba y llenaba su cuerpo no la cambiaba por nada.

El primer día que pasaron en Honolulu estuvo lleno de lágrimas por parte de todos y Cruz se había llevado toda la atención. Lauren había quedado completamente enamorada del pequeño y lo sostenía en brazos cada vez que se le daba la oportunidad.

La mujer era la esposa de su padre desde hace años -desde que Aaliyah era una pequeña adolescente rebelde-. Y siempre había sido lo más cercano que tenía a una madre, había estado para ella; aconsejando, escuchando, riendo y llorando, haciendo maratón de películas y noches de chicas. Se había vuelto alguien tan importante en su vida que a estas alturas no podía imaginarse existir sin ella.

Cada vez que Cruz le sonreía provocaba que las mejillas de Lauren terminen empapadas en llanto y esa fue una razón suficiente para terminar de entender que ella también era alguien importante en la vida del bebé; era su abuela.

—Creo que él ya te adora—Sonreí mientras me acercaba a ellos. Sujeté suavemente el dedo indice de mi hijo y hablé—Di hola a la abuela Lauren, C.

La mirada que me dió mamá Lau fue lo único que pudo transmitirme completamente lo que ella sentía por mí, las palabras no podían acercarse ni un poco a lo que sus ojos me dijeron. Sollozó entre risas cuando vió que el bebé le hacía muecas y abrazó fuertemente a mi hijo. Era como si realmente Cruz supiera cómo hacerla llorar cuando la miraba con esos ojos verdes.

Desde el otro lado del comedor, mi papá me sonrió y me susurró un "te amo" que pude leer de sus labios a la perfección. Yo lo amaba a él.

Por alguna extraña razón, todo aquí era más ligero. El peso de las decisiones que tomaba a cada segundo de mi vida se sentían diferentes y positivas, las dudas parecían casi haber desaparecido de mi cabeza y cada mirada por encima del hombro a la pequeña porción de una extensa playa que el ventanal del living de la casa de mi padre permitía apreciar se sentía seguro.

El sonido de cada ola chocando con la orilla ya no me asustaba y el cielo aquí parecía ser despejado para nosotros, intentando darnos una bienvenida cálida.

Los días pasaron y cada rincón de la casa se me hacía más familiar y los vecinos comenzaban a saludarme si me veían parada en el porche de la casa mirando el mar.

Si lo seguía intentando y seguía siendo una persona resiliente, este podría ser su nuevo hogar definitivamente.



Mi cuerpo se sintió rejuvenecido luego de la siesta de cinco horas que tomamos por la tarde con Bianca y Cruz, solíamos compartir cama los tres. A pesar de sus oraciones sin sentido y sus patadas, había logrado descansar y Cruz también. La cuna amarrada a la cama era una bendición en estos días, podía compartir cama con Bee y mi hijo estaría a mi otro lado seguro y bajo mi vigilancia.

Una melodía  que se deslizaba por las paredes de la casa logró despertarme por completo e hizo que los dedos de mi mano se movieron al compás de lo que parecía ser Californication de los Red Hot Chili Peppers. Mi banda favorita.

Estoy segura que provenía del tocadiscos de papá y que él se encontraba tarareando las canciones mientras hacía alguna de sus cosas. Si hay algo que le gustaba hacer a Fred era coleccionar vinilos y poder escucharlos las veces que quisiera. No importa cuantos vinilos ya tenía y las miles de formas que existían para escuchar música de una manera más rápida y fácil en cualquier parte del mundo hoy en día, él siempre prefería hacerlo a la antigua, decia que tenía otro tipo de magia y emoción que actualmente se había pérdido.

Hasta el fin del Mar.Where stories live. Discover now