CAPITULO UNO [Templo agua]

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Los monjes esperan impacientes su llegada, sus manos tiemblan por la emoción y el nerviosismo.

El monje de cabellera blanca se levanta y empieza a caminar buscando distracción entre las paredes, encuentra su historia entre estos y calma su impaciencia.

— ¿Cómo crees que lleguen?, Pablo—pregunta el más joven de los tres, se quita la capa que cubría su cabeza dejando a la vista su largo cabello negro— ¿llegarán en canastas, caerán del cielo...?... ¡Y-y se aparecen justo ahora!

—Tranquilizate un poco enano, sabes que eso no sucederá— Pablo y el de baja estatura, también conocido como Carlos, lo miran como si hubieran escuchado alguna revelación. Rodó los ojos sorprendido de los distraídos o "idiotas", como prefería llamarles, que podían llegar a ser sus dos compañeros — ¿Soy el único que leyó la profecía?— pregunta con sorpresa.

Pablo tose, con la elegancia que siempre tenía presente: — No, todos lo hemos hecho antes de entrar al templo.

— Entonces he sido el único que le prestó real atención— concluyó con voz suave, queriendo burlarse de ellos.

—Yo lo leí, ¿Pero eso que tiene que ver? — pregunta Carlos, más interesado. Pablo se sienta en el piso, también curioso.

Felipe tuvo que dejar su ironía y sarcasmo del lado, dada la situación.

Los tres nacidos de las gotas de lluvia — repitió lo escrito en las paredes — Llegarán cuando empieza a llover—concluyó, elevando los hombros y la va cabeza por su intelecto — al principio puede parecer simbólico y lo es, pero fueron dioses los que lo escribieron, les gusta exagerar y más la competencia, puedo jurar que justo ahora están queriendo demostrar quien hace aparecer a los bebés con más circo.

—¿Circo?—pregunta Pablo.

— Me refiero a cual dará el mejor espectáculo con su aparición.

Como si su voz llamará la desgracia, un fuerte trueno se escucho en el cielo.

Los tres impresionados corrieron a la salida donde la puerta se abrió sin siquiera tocarla y con sus ojos llenos de asombro presenciaron el espectáculo que se formó en el cielo. Las nubes se oscurecen tapando el sol, los truenos, cada vez más fuertes, servían como luces en tanta oscuridad, como si eso no fuese suficiente, un trueno un tanto rojizo salió de una nube para entrar en otra, sin llegar a la tierra como ya era de costumbre, así una y otra vez.

—¡Eso es genial! ¡Nuestra diosa es la mejor! — grita eufórico, su voz se pierde entre tanta fiesta que hay en el cielo.

—A esto me refería con circo.

Delgadas e imperceptibles gotas caen delicadamente al pasto.

Si bien sus gritos, ni la música de la fiesta que se desató en la capital del reino pudieron opacar el canto del cielo, si pudieron los lloriqueos de tres bebés a sus espaldas.

— ¡Llegaron, los bebés han llegado¡.

—Si, ya nos dimos cuenta deja de gritar Carlos— pide Felipe caminado hasta la canasta en la que están los bebés.

—Pero si habló bajo no me escuchan — berrinchea con voz infantil, siente una caricia en su hombro y mira como Pablo apunta hacia afuera.

— La fiesta afuera ha llegado a su fin— dice y una sonrisa repentina ilumina su rostro —¡Qué empiece la del templo!

LOS ELEMENTOS Y EL ZODIACO [Zodiaco Bl/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora