Parte I

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Buenas a todos! Me presento, soy nekoJian, me gusta mucho escribir, tengo unos cuantos fics otro lado, pero aquí es la primera vez que escribo algo xD
Este oneshot nació de un sueño, como todo, producto de la imaginación jaja
Sólo espero que les guste, y dependiendo de sus comentarios, si quieren que siga o no la historia, pues tal vez le vaya agregando más capítulos.. Todo depende de ustedes, queridos lectores!
En fin, sin más rodeos, gracias por tomarse el tiempo de leer y a disfrutar de la historia!

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Suspiraste profundamente. Volviste a mirarte al espejo. Ya estabas lista. El vestido negro te quedaba perfecto. El largo del vestido te llegaba hasta dos dedos sobre las rodillas, la parte de arriba era un corset bastante bonito que hacía resaltar tus pechos, y de la cintura para abajo era un poco holgado, lo que lo hacía bastante cómodo para caminar. Te esforzabas bastante para mantenerte en perfecto equilibro en los tacones negros que llevabas, ¡odiabas los tacones! Son incómodos, te hacen doler las piernas, no puedes moverte en ellos con la misma facilidad que cuando llevas unos tenis, y eso es lo que más te molestaba, pero no podías hacer nada al respecto, son las reglas de etiqueta.
Volviste a suspirar resignada, pensando en que algún día serías una completa revolucionaria que eliminaría el régimen opresor de los tacones del mundo. Nah, sabías bien que seguirías resignándote hasta el día de tu muerte, no tenías tantas ganas como para una revolución mundial.

Miraste tu maquillaje, perfectamente balanceado entre lo discreto, natural y elegante. La sombra de tus ojos era gris, para combinar con tu vestido, para el color de tus labios escogiste un rosa pálido, no querías ir a llamar la atención de nadie, sólo querías aparecer decente en aquella fiesta a la que tu madre te obliga a ir por un compromiso social. Tu padre debe estar feliz de la vida entrenando a los soldados en el campamento, así que tú te quedas a sufrir sola las ocurrencias de tu madre mientras él está trabajando en la milicia. Te entró un poco de nostalgia pensar en él, recordar que no pasaste mucho tiempo con él desde que tienes memoria, pero todas las veces que tuvieron oportunidad de estar juntos, tu padre siempre te entrenó para ser una chica fuerte.

"— ¡Esa es mi niña! Sigue entrenando para ser más hábil, no debes depender jamás de nadie para salirte de un problema, ¿de acuerdo?
¡Sí papi!"

Una inocente sonrisa se formó en tu rostro inconscientemente al recordar tan bellos momentos al lado de tu padre.
Más volviendo a la realidad, debías complacer a tu madre y a sus relaciones sociales. La querías un mundo, pero estas ocasiones te causaban un poco de malestar estomacal ser su hija.

Si pudieras decirle: "¡Al diablo los malditos eventos sociales!" ya lo hubieras hecho, pero el hecho de que te dejaran vivir sola en un departamento que te compraron, era suficiente motivo de agradecimiento, lo menos que podías hacer por tus padres era agradar a tu madre en los tan ansiados eventos sociales que le encantaban.

En fin, ya tenías tu bolso negro de mano, en la mano, valga la redundancia, así que agarraste tus llaves, apagaste las luces de tu hermoso, precioso y querido departamento, y cerraste con llave la puerta.

Como el lugar del evento quedaba a sólo unas cuadras de tu departamento, preferiste caminar hasta allá, de paso te entrenabas en esos tacones a los que sólo los desenterrabas de tu armario unas dos veces al año como máximo.

Bajaste las escaleras de la entrada hasta llegar a la vereda, por unos segundos contemplaste el hermoso cielo azul, lleno de estrellas, y adornado con una bellísima luna llena, era una noche perfecta para leer un libro en la azotea, no para ir a una estúpida y aburrida fiesta a fingir que te importa hacer amigos, si vamos al caso te recibiste con honores de la escuela de ermitaños, y si pudieras ir a vivir a un monte apartado de toda la civilización, claro que lo harías, sólo que también te encanta la tecnología, si no fuera por ella, ¿Cómo verías los animes, películas, series; leerías los mangas, fanfics, cómics que tanto te gustaban? Definitivamente todo eso era un buen motivo para amar el Internet, digo, la civilización.
Comenzaste a caminar unas cuadras, y te diste cuenta que decidir ir por tu cuenta fue una mala idea. En primer lugar, no eras tan hábil en tacones como pensabas, y en segundo lugar, calculaste mal la distancia, te faltaban más cuadras de las que ya caminaste para llegar, y ya te empezaban a doler los pies.

Catch Me if You Can (Romano x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora