Ground Zero || DekuKatsu

El inicio de mi fin, aun que solo estoy siendo melodramático

Sentía que mis extremidades y párpados pesaban el doble de lo normal, luchaba por mantenerlos abiertos intentando recuperar la lucidez. De pronto todo lo que sucedió antes de caer inconsciente llegó a mí, ahora funcional, cerebro. Me levanté lentamente mientras buscaba con las yemas de los dedos la herida que había recibido anteriormente.

Sentía mi respiración y mis latidos acelerarse al no encontrar la herida, estaba entrando en pánico y necesitaba calmarme para pedir explicaciones, en el peor de los casos volver a huir del país.

Saqué una puesta básica de ropa de mi maleta y comencé a vestirme como pude por el temblor de mis manos, cuando por fin logré cubrir mi desnudez fui directamente a la puerta de mi habitación. No me había fijado en ella, pero se veía exactamente como la había dejado antes de tomar este rumbo de vida, ese detalle hizo mi corazón calentarse, pero no podía conmoverme y detener mi misión. Necesitaba explicaciones y su bruja madre se las daría a punta de gritos de ser necesario.

Baje las escaleras del que fue mi hogar en estado de alarma, buscando cualquier señal que me indicara que debía huir, pero estaba todo tranquilo. Demasiado para ser la casa en la que me crie y aquello sólo logró aumentar más los deseos de huir sin dar explicaciones, estaba a punto de devolverme a mi habitación para agarrar las pocas pertenencias que tenía y saltar por la ventana, pero la vieja bruja estaba en los pies de la escalera observando.

— ¿Se puede saber dónde vas pequeña mierda?— me miraba fijamente con una ceja alzada y cruzada de brazos. Mis planes de huir se habían destrozado frente a mis ojos ni siquiera antes de empezarlos.

— ¿Importa?— muy bien Katsuki haré que se moleste más. — Mejor dime por qué no estoy herido vieja—.

— No me insultes Katsuki. Llame a tu ex profesor para que trajera a su hija, Eri creo que se llama la pequeña— Su mente estaba trabajando a mil por hora buscando hacia donde podría escapar sin ser presa de los héroes. — Estaba feliz de verte aunque fuera en ese estado tan lamentable, deberías visitarla para agradecerle mierdecilla—.

Intente por todos los medios no caer en un ataque de ira, histeria o ansiedad, ya ni sabía lo que sentía, realice todos los ejercicios que me enseñó mi psicólogo para evitarlos. Respira Katsuki, recuerda tus respiraciones, las cosas cuando no las meditas salen el triple de mal.

— Gracias vieja, podría decir que fue un gusto verte, pero me criaste como la mierda, así que ahora me voy, adiós los veo cuando nadie se acuerde de que existo— di rápidamente la vuelta hacia la habitación donde estaban mis pertenencias. Busqué como un desquiciado mi pasaporte y billetera, pero no las encontraba en ningún lado de mi maleta. Escuché a mi vieja bruja reírse detrás de mí, y toda la ira que había logrado manejar escapó como el agua de una represa destrozada. Empecé a girar mi cabeza hacia su dirección mientras un tic nervioso aparecía en mi ojo izquierdo.

— Mamá, mis documentos por favor. — Esas palabras al parecer solo lograron causarle más gracia, ya que empezó a reír con más ganas y mi paciencia se estaba extinguiendo cada vez más rápido. — Mamá necesito mis documentos y salir rápido de este maldito lugar, ¡no voy a terminar en la maldita prisión por tu terquedad!.— apenas dije eso, dejó de reírse y me observó molesta y curiosa.

— A la mesa Katsuki, debemos hablar.— Sentenció ella pesadamente.

Cuando bajé al comedor encontré en la mesa un desayuno completamente sano, como los que cocinaba cuando iba a la academia. Mi papá estaba sentado tomando café mientras revisaba las noticias en su celular, mientras la bruja que tengo de madre terminaba de servir dos tazas de té. Yo solo atiné a sentarme antes de soltar la bomba que tengo de vida. Me paso la taza de té mientras ella se sentaba en frente mío, papá dejó el teléfono y fijó su mirada en mí. Solté un suspiro entrecortado y con toda la valentía que tengo empecé a hablar.