treinta y tres.

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Después de la reflexiva charla que tuvo con Ryujin, Chan tomó las llaves de su deportivo y a toda velocidad tomó rumbo a la casa de su hermano Chanmin

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Después de la reflexiva charla que tuvo con Ryujin, Chan tomó las llaves de su deportivo y a toda velocidad tomó rumbo a la casa de su hermano Chanmin.

No estaba tan apartado así que sólo bastaron alrededor de quince minutos para llegar a su destino.

Él siempre supo la dirección de su hermano, una cosa muy diferente era visitarlo.

Pues estaba seguro que lo último que Chanmin querría en su casa sería a él.

Esta vez era muy necesario visitarlo, necesitaba respuestas rápidas.

Chan bajó de su deportivo después de estacionarlo, guardó las llaves en su saco y tocó suavemente aquella puerta de madera.

—Aguarde un momento, ya voy. — escuchó desde el otro lado la voz de su trillizo, el CEO suspiró observando el hogar de su hermano. Definitivamente lucía cómodo, más cálido, le recuerda al tipo de casa que su padres solían tener y que insistían en que ellos tuvieran alguna vez.

Pero claro que eso nunca sucedió.

En cuanto sus padres fallecieron, toda la responsabilidad cayó en Chan, pues era el más sensato y tenía esa preocupación acerca de sus dos hermanos.

Lástima que la preocupación por darles estabilidad los separara al grado de sólo verse cuando es una emergencia.

—¿Chan? ¿Qué te trae por aquí? Ya es un poco tarde. —cuestionó Chanmin con una expresión de confusión en su rostro, el suéter de lana que trae puesto le hace recordar a su niñez.

Chanmin siempre fue el tipo de hombre que soñó con una familia, un hogar y todas esas cosas cursis.

Chan a veces se lamentaba por no haberle dado esa familia a sus dos hermanos pero no le quedó alguna opción, el tiempo cada vez se hacía más limitado, las cenas juntos no existían y las charlas se extinguían como fuego lento.

—Eh, sí, lamento la hora. —se apresuró a disculparse el empresario con una pequeña reverencia, Chanmin le miró extrañado pero sonrió antes de dejarlo entrar.

—¿Ha pasado algo? A juzgar por tu cara, creo que ya tuviste la cita con el joven Han, ¿no es así?

Chan asiente.

—Entonces, ¿qué te pasa, Channie?

—¿Por qué lo has hecho?— finalmente se atrevió a preguntar el CEO, se sentó en el sofá de la sala y su hermano le copió la acción sentándose también en el sofá del otro lado. — ¿Por qué me pediste que fingiera ser tú? Felix lo sabía pero yo no comprendo la razón de todo esto.

Chanmin le sonríe y alcanza la taza de café que está sobre la mesita.

—Te conozco, sé que si no hubiera hecho algo como esto entonces seguirías de obstinado respecto a tus sentimientos y una vez más perderías la oportunidad de tener tu propia felicidad.

trillizos › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora