Salí del taxi después de pagar mi parte del pasaje. Mis amigas devolvieron mi saludo mientras yo caminaba a la puerta de mi casa. Prácticamente me habían interrogado sobre lo que había pasado con Harry y yo, aun estaba un poco shockeada por la situación.
Una vez dentro de mi cuarto, apile mi ropa sucia y la avente en el cesto de la ropa sucia. Cepille rápidamente mi cabello oscuro mientras miraba distraída mi armario. Me quite la blusa con cuidado, mientras saltaba para subirme los pantalones de mi pijama. Adormilada, prendí la luz, tomando mi cepillo de dientes y poniéndole pasta. Abrí la boca y empecé a limpiármela. Quite mi cabello de mi hombro y voltee un poco la cabeza. El cepillo de dientes se cayó de mi boca directo al lavabo. Estaba sorprendida cuando vi la herida que había en mi piel: roja con unos tintes morados. Pase suavemente mis dedos sobre mi cuello y no pude evitar hacer una mueca. Me había marcado. Me estremecí solo con pensarlo, mientras intentaba olvidar la sensación de sus labios en mi piel y como su lengua había pasado sobre la mordida. Sus palabras, “Eres mía ahora” retumbaban en mi mente. Intenté sacar a Harry de mis pensamientos volviendo rápidamente a lavar mis dientes.
Termine de prepararme para ir a la cama antes de hundirme en las cobijas tibias. Mi cabeza se movió un poco mientras le di unas palmaditas al edredón, intentando encontrar que era lo que vibraba. Sostuve mi teléfono frente a mi rostro. El mensaje de texto era de Harry. Mi corazón se aceleró un poco cuando me forcé a mi misma a abrir el mensaje.
De: Harry.
“¿Sabes? Probablemente deberías cerrar tus cortinas antes de desvestirte. Gracias por el show cariño. Harry x*.”
Salte fuera de la cama y me dirigí a la ventana, mirando hacia afuera. Mis ojos se detuvieron en un vehículo largo y negro en el lado contrario de la calle. El miedo me invadió. Harry estaba recargado contra el coche, con los brazos cruzados sobre su fuerte pecho. Aun en la oscuridad me di cuenta que tenía una sonrisa arrogante estampada en la cara. Se paro, camino al rededor del vehículo y subió sentándose en el lugar del conductor. Antes de darme cuenta, el coche había acelerado por la calle y estaba fuera de mi vista.
“¿En qué me he metido?”
“Buenos días Bo.”
Mi mamá me llamo desde la cocina cuando me escucho bajando las escaleras. Camine por el pasillo y me mire de reojo en el espejo que está colgado en la pared. Tuve que regresar a verme de nuevo cuando recordé el horrible moretón que tenía en la piel. Rápidamente cubrí mi cuello con mi cabello, jalándolo sobre mi hombro. Cuando estuve satisfecha con el escondite, abrí la puerta de la cocina.
“Buenos días m…”
Me pare en seco cuando vi un chico de cabello rizado y oscuro sentado en la mesa de la cocina. Esto no podía estar pasando. Mi mamá le daba la espalda, así que Harry tuvo libertad total para repasar con sus ojos verdes mi cuerpo, de arriba para abajo. Me sentí cohibida cuando su mirada volvió a mi rostro.
“Oh Bo, este adorable chico estaba parado afuera, así que lo invite a pasar.”
Una sonrisa se extendió por su cara, haciendo notar los hoyuelos de sus mejillas.
“Hola, Harry.” Me forcé a decir, educadamente.
“Hola, Bo.” Dijo guiñándome un ojo.
“Mamá, puedo hablar contigo un minuto?” Le pregunte entre dientes.
Le lance a Harry una sonrisa dolorida antes de jalar a mi mamá al otro pasillo. Cuando estuve segura de que no podría escuchar, comencé a hablar.
“¿Porque lo invitaste a entrar?” Susurre enojada.
“Él me dijo que era tu amigo, es muy dulce.” Ella contesto.