II. Stayin Alive+lluvia

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La escena era algo un poco peculiar sin llegar a lo extravagante; el cuerpo del hombre estaba boca abajo, ambas manos sobre su cabeza y las piernas separadas.

El equipo forense ya se había encargado de acordonar la zona, levantar huellas, hacer pruebas con luminol y recoger todo lo que fuese una posible evidencia.

La casa era de dos pisos, al entrar, un gnomo te daba la bienvenida, curioso, ¿No? De normal los gnomos estarían en el jardín.

Después la sala era de un impecable color hueso con muebles caoba, decoración de marfil, porcelana fina y el piso de mármol le advirtió a Horacio que la víctima tenía pasta.

—  Agentes - saludó un tipo alto, tenía el rostro cubierto con un pañuelo de calabera y los ojos iban de la tablet que tenía en las manos hasta Greco y Horacio. — La hora de muerte fue entre siete y ocho de la mañana aproximadamente, descartamos homicidio culposo desde que entramos a la casa. El hombre, como pueden ver, presenta puñaladas en piernas, espalda, cuello y manos, ya mandé a examinar los cuchillos encontrados junto al cadáver y se hicieron las pruebas de luminol correspondientes. Todo parece indicar que el pobre hombre se dirigía al segundo piso cuando lo sorprendieron por detrás, la primer puñalada fue en el cuello, posterior a eso, las demás fueron aleatorias.

Horacio asintió.

— ¿Edad? ¿Nombre?

— Hai Cheng. Era un chino que llegó a la ciudad por "negocios", tenía veintiocho años.

Greco y Horacio asintieron a la vez.

— Hache, ¿me copias?

La voz de Blake resonó por la radio.

— Ven a ver esto.

— Diez cuatro.

Horacio salió de la casa seguido de Greco.

Blake y Parker estaban en el patio trasero, dónde empezaba un hermoso rosal con rosas blancas, aunque estás tenían algo... Peculiar.

— ¿Sangre?

Horacio se puso en cuclillas, mirando más detalladamente. Había un camino de huellas que llevaban a la barda que dividía una casa de la otra, la cuál, tenía manchas de sangre, también.

— Asesino descuidado. -Habló Greco.

— O eso nos quiere hacer creer. - Concluyó Horacio. —, ¿No se le hace muy raro, Greco, que el camino de sangre nos guíe hasta aquí? El asesino tenía opciones por donde huir pero precisamente salta por está barda, llenando de sangre en el camino las rosas y la barda.

— Lo que nos dice que...

— Juega con nosotros.



[•••]


— Toma.

Hache levantó la mirada, encontradose con Blake y un café.

— Gracias. ¿Tú qué vas a tomar?

Blake se encogió de hombros.

— Déjame tomar café Hache, todos se fueron a dormir ya y si pretendo quedarme a ayudarte, necesito estar despierto.

Horacio negó.

— Ve a dormir tú también.

— Que no, que no. Necesito respuestas.

Horacio no dijo nada más porque no tenía muchas ganas de pelear por un café puesto que debía mantener todas sus energías en el caso.

— Sabemos que sus víctimas son hombres y mujeres en un rango de edad entre veinte y treinta. No distingue de clases sociales y que le encanta tomarse el tiempo para apuñalar. También para dejar evidencia tanto dentro como fuera de la casa.

— Quiere que creamos que es tonto.

Horacio asiente, levantándose de su silla para escribir cosas en el pizarrón improvisado que habían colocado en la casa que Greco les consiguió.

— ¿Y si este tío de verdad es tonto? - preguntó al aire.

— Debe ser un tonto muy bueno para haber cometido cinco asesinatos y que no lo hayan atrapado aún.

— O es que no habíamos llegado nosotros.

Decir que estaban subestimando al asesino era poco y Horacio lo sabía. Sabía perfectamente que seguiría matando si no hacían algo pronto, sabía que un asesino así no tardaría en enfocarse en otro tipo de víctimas, sabía que, probablemente, sus siguientes víctimas se saldrían del perfil inicial.

Las horas pasaron tan rápido que no se dio cuenta hasta que el olor a tierra mojada impregnó sus fosas nasales, advirtiéndole que estaba lloviendo.

Se asomó al ventanal, mirando como las gotas de lluvia repiqueteaban contra el cristal, intensificando el ruido cada vez más, mientras el cielo se iluminaba por completo a causa de los rayos.

— Vaya tormenta -murmuró Blake a su lado.

— Noche perfecta para matar.

Ambos se miraron, sabían que el asesino iba a actuar y no podían hacer mucho para impedirlo porque sus sitios eran aleatorios. Nadie sabía dónde atacaría.

Blake corrió hasta el estéreo que tenían en el despacho, lo encendió y comenzó a cambiar de estación, tratando de sintonizar una en específico pero parecía que la tormenta no estaba de su lado, ya que no recibía señal.

Ambos se sentaron, uno frente al otro. Horacio mirando a la ventana detrás de Blake y Blake haciendo lo propio desde su lado.

Un rayo iluminó la estancia, dejando notar el desastre sobre el escritorio y los rayones en el pizarrón que la tenue luz de la lámpara no alcanzaba a iluminar.

El mayor soltó un suspiro, sentía los párpados cada vez más pesados, miró si reloj, pasaban las tres de la mañana y ellos seguían tratando de encontrar pistas, revisando papeles pasados, algo que quizá Greco y su equipo pasaron por alto.

— Jefe... -La voz de Alanna lo sacó de sus pensamientos. La pelirroja llevaba un pijama de ositos y tenía el rostro hinchado. —, es hora de dormir, los dos... Por más que queramos resolver este caso lo más pronto posible, necesitamos tener energía para lo que se nos viene.

Ella tenía razón.

Sabía de qué hablaba, dentro de unas horas Greco llamaría diciendo que habían encontrado otro cuerpo y que necesitaba que fuera con urgencia al diez veinte.

— Tiene razón -Blake fue el primero en ponerse de pie, estirándose. — Vamos Hache, necesitas descansar.

Horacio se puso de pie, aún sin dejar de observar la ventana detrás de Blake.

Siguió a sus compañeros hasta sus habitaciones, asegurándose de que todo estuviese bien y, después, finalmente, entró a la suya. Se dejó caer sobre el suave colchón, soltando un suspiro pesado.

Colocó su arma a un lado de la almohada, se cubrió de pies a cabeza y recordó la ventana.

No se lo dijo a sus compañeros, pero alguien les había estado acechando.

Dos caminos [Volkacio +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora