Con el pasar de los meses, el clima en la ciudad de Danfield se estabilizó, las personas ya no usaban vestimentas para verano e incluso hasta aquellos extremistas que salían a las calles sin camisa habían desaparecido. Los ciudadanos de la tranquila ciudad, si, "tranquila", ahora usaban ropas casuales que mantenían un equilibrio entre la frescura y la calidez debido a que ya no hacia tanto calor pero tampoco demasiado frio.
Mientras tanto en el hospital de la ciudad, los gritos eran tan enormes que las personas empezaban a asustarse. La idea de un intento de homicidio o lo que estaba de moda en las mentes más perturbadas: el femicidio; hubiere sucedido en una ciudad "tranquila" no resultaba muy llamativa para el turismo o para la opinión publica. Sin embargo, los nervios de las personas se tranquilizaron cuando lo que vieron fue a una mujer a punto de dar a luz, dirigiéndose en camilla a la sala de parto.
— Que susto... —comentó una señora.
Al llegar a dicha sala, los doctores ubicaron a la mujer sobre la cama, instalando y preparando todo para recibir al bebe.
Un joven entró a las sala, luciendo su cuerpo atlético pero con su cabello sorprendentemente peinado, su camisa blanca combinaba perfectamente con el color de la sala, tener las mangas recogidas le daba ese toque de elegancia y masculinidad, haciendo notar su reloj.
— Iván... no aguanto el dolor —le decía Dahlia tomándolo del brazo con fuerza.
— Tú solo sigue las instrucciones de la doctora —contestó el joven fénix oscuro—. Todo saldrá bien.
Cuando la doctora encargada entró a la sala, los nervios de la joven Arcángel se elevaron, iba a ser madre, un sueño que jamás creyó iba a poder cumplirse, pero finalmente el día había llegado, después de nueve meses de embarazo, algo que ella no se esperaba debido a que Natasha había dado a luz en menos tiempo cuando estuvo en su situación, ¿tal vez era porque era hijo de Lucifer? Pero eso no tendría sentido porque al final, el padre de su hijo era también un sobrenatural, y uno raro cuya raza está considerada extinta, ¿tal vez ellos se manejaban de otra manera? Nunca lo sabrán con certeza.
— Tengo miedo...
Iván se acercó a su mujer para poder tomar su mano con firmeza.
— No tengas miedo, tu eres fuerte —después se acercó aún más para susurrarle algo al oído.
Entonces los ojos de Dahlia soltaron un destello de luz que nadie notó.
Las siguientes horas del día fueron más calmadas, el atardecer estaba cayendo y las personas ya salían de sus trabajos para regresar a sus hogares, ese no era el caso de hospital, pues ahí tan solamente hicieron el cambio de turno para los puestos a los que se les asignaba ese cambio, pues había quienes tendrían que pasar toda la noche salvando vidas, o... trayendo nuevas vidas.
Iván se mantuvo en la sala de espera, meditando de una manera en la que no pudiese llamar la atención de nadie, tapando su cara con un libro que se había traído de la biblioteca de la mansión de su padre espiritual.
Después de unos minutos, la doctora llegó con la noticia.
— Ya puede verla —anunció.
Dahlia estaba recostada y consciente mirando hacia la televisión que había en su sala; al ver a su pareja entrar, solo pudo sentir alegría, emoción, y muchos nervios puesto que ya estaba hecho, ya eran padres.
— ¿Ya viste que la comida que sirven aquí es un asco? —decía mientras le extendía un vasito servido de algo que parecía ser gelatina.
El joven soltó una ligera risita tomando el vasito para tirarlo al tacho de basura; de su bolsillo sacó una barra de chocolate rellena con manjar, misma que se la entregó a Dahlia.
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Danfield Ville 9: El torneo universal
FantasyTemporada 9 Tras sufrir una gran perdida y ser consagrados como aliados del máximo ser del universo, los jóvenes sobrenaturales se preguntaron si esa sería la culminación de sus problemas. Como ya es de costumbre, es imposible empezar una vida tranq...