C E R O

1K 85 9
                                    

Mentiría si dijera que no estaba algo emocionada por llegar aquí, pero también mentiría si dijera que no me estaba haciendo en los pantalones del miedo.

La grande estructura arquitectónica, al igual que la gran arbolada frente a mis ojos no ayudaban en nada a disipar los nervios que me invadian de pies a cabeza, al contrario, los hacia crecer cada vez más, tanto que mis manos comenzaban a sudar.

–Sarah.–

–Uhm.–

–¿Crees que sea mal momento para decirles que siempre no quiero entrar a esta escuela?–

Mi rubia acompañante quien antes al igual que yo se encontraba admirando la impresionante vista, desvío sus ojos hacia mi para verme reprobatoriamente.

–No te acobardes ahora, Vee, por favor.–

–No estoy siendo cobarde, Sarah.– dije mirándola.

Sarah se cruzó de brazos alzando una ceja.

Hice una mueca desviando la mirada.

–Okay, quizá si este siendo un poco cobarde– admití.– Pero es que ....¿Y si no encajo? ¿Qué tal y si no puedo adaptarme, ah? No estoy lista para ser rechazada socialmente por toda una escuela.–

–Vee, no vas a saber si encajas o no si no lo intentas.–

–Lo se, pero... Tal vez sea mejor si sigo llendo a la misma escuela muggle de siempre y aprendiendo magia en casa contigo. Tal vez aún no es momento de cambiar eso.–

–Tu bien sabes que eso ya no es posible.  –

–Pero quizá si intentamos...–

–Vee.– me llamo poniendo una de sus manos sobre mi hombro.– Se que estás asustada, pero creeme cuando te digo que todo va a salir bien. Tu vas a estar bien. Y vas a ver cómo este cambio va a ser bueno para ti.–

–¿De verdad crees que Hogwarts es el lugar indicado para iniciar ese cambio?– le pregunté.

Sarah me sonrió e iba a contestar, pero antes de que siquiera pudiera abrir la boca la gran reja metálica negra que separaba los terrenos del colegio Hogwarts con el exterior, se abrió dejando ver a una mujer de mediana edad con rostro severo que vestía una túnica verde esmeralda, quién era acompañada por otro hombre un poco más mayor quien traía cara de pocos amigos.

Inconscientemente trague saliva.

Esos dos no daban buena pinta para una bienvenida.

–Ustedes deben ser Vee Argent y Sarah Withmore, ¿No es así?– pregunto la mujer acercándose.

–Así es señora. Un gusto.– hablo Sarah estrechandole la mano.

–El gusto es mío. Yo soy la profesora Minerva McGonagall. Yo me encargaré de guiar a la señorita Argent.– informo.– Señor Filch, lleve las pertenencias de la joven dentro del castillo, por favor.–

El antes mencionado asintió con la cabeza y fue directo a tomar mis cosas para llevarselaa consigo.

–Gracias.– murmuré antes de que comenzará a caminar hacia dentro de los terrenos del castillo.–

–Como todo dentro de la inscripción de la joven ya está en orden solo queda que ella se instale dentro de las instalaciones del castillo. Si usted gusta puede ingresar con nosotras hasta dentro.– hablo la profesora dirigiendose a Sarah.

–Muchas gracias, me encantaría, pero ya debo irme, solo me dieron permiso unas cuantas horas en el trabajo para venir a dejar a Vee.–

–De acuerdo, entonces les doy unos minutos para que se despidan.–

¡EY, TÚ!  ¿Por qué siempre dices adiós?  [MERODEADORES] [CANCELLED]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora