Tres semanas después, Lena estaba sentada en el sofá de su despacho, ya que estar sentada en su silla durante demasiado tiempo ya empezaba a ser incómodo. Su barriga había crecido lo suficiente como para que ninguna ropa pudiera ocultar ya su embarazo y la espalda ya empezaba a dolerle más de lo que pensaba.
Tal y como había planeado, Kara escribió un artículo e incluyó las citas de Lena en él. El artículo era sencillo. Confirmaba que estaba embarazada y mencionaba que no haría más comentarios sobre su vida privada. Se había publicado hace dos semanas.
Por desgracia, aunque lo esperaba, el hecho de anunciar la noticia ella misma no había impedido que todos los periódicos sensacionalistas se hicieran eco de la historia y le dieran su propio giro. Por no hablar de que ella y Kara habían sido pilladas besándose fuera, lo que les llevó a tener sus fotos en todos los tabloides también. Kara le dijo que no le importaba, y honestamente, Lena tampoco. Las dos estaban orgullosas de que las vieran juntas, aunque valoraban su privacidad. Pero la noticia de su estado de noviazgo mezclada con la de su embarazo hizo que la gente se inventara todo tipo de historias. Algunos decían que había engañado a Kara y que ésta había tenido la amabilidad de aceptarla incluso después de eso. Pero el artículo que más le molestó fue el que estaba leyendo en ese momento en su tableta.
Un artículo que decía que ella no parecía ser del tipo maternal, así que obviamente, iba a meter la pata.
Ya tenía bastante miedo de meter la pata, por mucho que Kara la tranquilizara cada vez que expresaba sus preocupaciones al respecto. Así que no necesitaba leer esa clase de tonterías encima de todo.
Sin darse cuenta, se puso a llorar en silencio mientras miraba el maldito artículo que había abierto la compuerta.
Y así fue como la encontró Kara cuando entró en su despacho para comer.
"Oye, Lena, tengo tu favorito..." Kara dejó de hablar cuando vio a Lena llorando con un brazo alrededor de sí misma. Utilizando su supervelocidad, se apresuró a acercarse a Lena. "¿Qué pasa? ¿Estás herida?"
Sin responder con palabras, Lena miró a su novia y le entregó la tableta.
Cuando se desplazó por el artículo con su supervelocidad y vio todas las cosas horribles que estaban escritas sobre Lena, Kara apretó con fuerza el dispositivo, lo aplastó sin querer y se rompió en pedazos. "Oh, caramba. Lo siento, Lena".
Lena se rió a pesar de lo dolida que aún se sentía por las cosas que había leído. "No pasa nada. Tengo al menos diez tabletas". Su sonrisa flaqueó rápidamente y se llevó la mano al estómago que acarició suavemente. "¿Y si esa gente tiene razón sobre mí?"
"No la tienen", dijo Kara con firmeza mientras se sentaba junto a Lena.
"¿Cómo puedes estar tan segura? No sé absolutamente nada sobre bebés e hijas. Estoy leyendo todos los libros de paternidad que encuentro. Y me encantan los libros, pero ¿cómo se supone que un estúpido libro va a evitar que estropee a mi hija?". Las lágrimas frustradas se derramaron por los ojos mientras hablaba.
"Lena", comenzó Kara suavemente mientras tomaba la mano de Lena entre las suyas y la apretaba suavemente mientras ponía su otra mano en la mejilla de Lena y la acariciaba lentamente. "Esta gente no te conoce. Tú, Lena Kieran Luthor, eres un alma hermosa de buen corazón y eso es lo que te va a convertir en la maravillosa madre que estoy segura que vas a ser. No necesitas libros de crianza. Sólo necesitas confiar en ti misma".
Lena sonrió a Kara hasta que suspiró al sentir que las lágrimas resbalaban por sus mejillas. "Las hormonas del embarazo son lo peor".
Kara se rió mientras barría las lágrimas de Lena. "Sabes, yo también tengo miedo. La verdad es que tampoco sé nada de bebes. Así que, afrontémoslo, probablemente vamos a cometer algunos errores".
