Rojo es el telón del escenario que enmarca mi figura. Mis ojos se llenan de rostros llenos de rasgos, mis oídos de murmullos. Murmullos que podrían arrullar a un recién nacido, pero a mí... A mí me suenan al rugir de los truenos. Cada atronador estruendo acelera el mecanismo que contengo y un torrente rojo se desplaza por mi cuerpo. Normlamente va a abajo y a arriba pasando por el centro, pero ahora sube y no baja. En mi cara se concentra formando una máscara de oxido a medida que el aire que exalo rasga el arpa que tengo en la garganta y os hace llegar a vosotros mi susurro.