Indeciso me encuentro tentado por dos extremos. Los dos me llaman. Ninguno me llena. Miro a la derecha y en ella veo una promesa. Una promesa de seguridad y de amor eterno, de paz y tranquilidad espiritual. Me promete que nunca me abandonará y que mi corazón cuidará. Mas esas dulces palabras llegan a mis oidos transformadas, no las creo. Entonces lo comprendo, ella me llama y ama por necesidad. Sin mí muerta estaría. Depende de mí y yo dependo de ella, y eso me asquea. Tuerzo el cuello para contemplar al otro lado y a mi izquierda la encuentro. Es pura rebeldía contra lo establecido, es fuego en mi pecho. Me llama a gritos aunque no me desea y mucho menos necesita. Es libre y yo soy una carga, un lastre. Nada puedo aportarle. Ni estabilidad ni cariño, ya que ella sola se basta. No me habla pero me llama. Y mi cabeza vuelve al centro. Abro mis ojos perdido, desorientado, confundido... No se que hacer... Las dos me tientan, sendos males con tan dulces promesas... Promesas que yo mismo elaboro ya que no son reales, jamás las han pronunciado sus labios. Labios tan lejanos por distintos motivos... Una me ata y la otra me tienta. Siempre fui suyo, nací con ella y no me deja. La otra tiene el cuchillo para liberar mis ataduras, y una el ungüento para curar mis rozaduras. Mas por cual optar..? Más perdido no puedo estar... No encuentro mi lugar en este mundo quizás sea mejor ser tan solo un vagabundo. Sin ninguna de las dos... Mirada al frente y frente al cielo. Sin ataduras y sin penas. Camino recto y avanzo sin freno. Jamás me detendré y sere un iceberg. De rostro pétreo y corazón de hielo, avanzando sin pausa y sin ser desviado de mi rumbo. Sin titán que destroce mi pecho. Así seré hasta que la verdad ilumine mi rostro y mis ojos se derritan... En lágrimas...
