Poema 2: BENDICIÓN DE AMOR.

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No se sí es obra de dios,

no se sí es cosa del destino,

no sé sí sólo sea un juego,

o quizás sea suerte que me llegó.

Sea lo que sea que sucedió,

encontré lo que me llevará al amor,

gracias al benevolente destino que se compadeció,

al entregarme un poema en un frasco.

Y tomarlo del agua donde estaba nadando,

en el océano en donde me hallo,

con mis amigos los hermosos pescados,

y las gaviotas que observan hacia abajo.

Volando con sus sublimes alas el cielo,

que ni un ser humano ha alcanzado,

a pesar de sus pájaros de acero,

que sólo estorban la vista del firmamento.

Y aunque sé que el bello poema,

a pedido una humana de piernas largas,

y no a una joven sirena rubia,

que puede entregarlo todo sin protesta alguna.

Aun así, quiero poder intentarlo una vez,

aunque no sea lo que se pide,

y experimentar lo que se siente querer,

y que te puedan querer sin condiciones.

Por eso esto lo considero una bendición,

bendición de amor que me ha llegado,

con palabras dulces que me han cautivado,

llenas de sentimientos que nunca había conocido.

Y que respondo de la misma manera,

en la que la nota estaba escrita,

para volverlo a aventar al inmenso mar,

metiendo mi escrito en la misma botella.

Esperando que a ti te pueda encontrar,

para entregarte las palabras que piden aceptación,

de una sirena que lograste enamorar,

con las letras que encontré en el papel.

Pidiendo que me ames, aunque no sea una mujer,

si no un pescado con cuerpo de humano,

que busca amor al igual que tú,

durando lo suficiente como para llamarse un final feliz,

y así cumplir esta bendición de amor.

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