𓏲࣪ 007 ; el león se enamoró de la oveja !

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Minho era raro.

En el buen sentido, claro.

No le importaba nada su imagen y se comportaba como quería.

Pero había algo más. Algo que no dejaba a Jeongin concentrarse en clase.

Minho era demasiado rápido, lo pudo ver cuando salvó a su padre.

También era muy fuerte. Cargaba las pesas del club de fisicoculturismo como si se tratara de una pluma.

Su piel era helada. Lo sintió aquella vez que lo tomó del brazo en la fiesta de Jaeyoon, era casi hielo.

No comía ni bebía nada. De esto se dio cuenta cuando lo invitó a comer, sin embargo, el único que probó bocado fue Yang.

No salía a la luz del sol. Él y sus hermanos nunca iban a la escuela en días soleados.

Todo eso sólo llevaba a una conclusión...

No podía ser eso.

Después de todo, los vampiros no existían.

Jeongin decidió olvidarse del asunto y poner atención en clase.

𖨂  esto NO es un crepúsculo   ٠𓆪

Cuando su clase finalizó, Jeongin y Jaeyoon iban camino a la cafetería hasta que se toparon con Minho.

—Necesito hablar contigo— dijo el pelinegro, un tanto serio.

Jeongin accedió, y el más alto lo tomó de la mano llevándolo fuera de la escuela.

Caminaron un buen rato, adentrándose en el bosque.

El castaño no sabía qué estaba pasando, de qué querría hablar Minho que lo estaba llevando lo más lejos posible de la escuela.

Esperaba que no fuera nada malo. Y que Minho no resultara ser un asesino serial.

O peor aún, ¡un montón de gnomos!

El pelinegro por fin se detuvo. Y sin voltear a verlo, habló.

—Jeongin, me gustas.

Yang se quedó perplejo. ¿Era sorprendente? sí. ¿Lo hacía muy feliz? también, lo único que no comprendía era que lo hubiera llevado hasta la mitad de un bosque para decírselo.

—Y por eso, hay algo que debo decirte— continuó hablando Minho.

Oh, Jeongin ya deducía por dónde iba el asunto.

«Que sea un vampiro, por favor» pensó.

—Sólo no te asustes, no es malo.

«Di que eres vampiro, di que eres vampiro» repetía en su mente el más bajito.

—Yo soy...— Minho se giró y miró a Jeongin —Soy un vampiro.

—¡Sí!— exclamó emocionado Jeongin, agitando los puños en el cielo.

—Veo que eres bastante abierto de mente— Minho rió por la actitud del castaño —Pero, aún no tengo una respuesta de tu parte.

Jeongin volvió en sí, un poco avergonzado por reaccionar así frente a Minho.

—Oh, lo siento, ¿respuesta de qué?

—De si yo también te gusto— el pelinegro lo miró directo a los ojos logrando convertir a Jeongin en un manojo de nervios.

—Sí, me gustas— respondió con la cabeza gacha, incapaz de sostenerle la mirada al vampiro.

Minho sonrió muy feliz por la respuesta.

Los dos se quedaron callados unos segundos, sin saber exactamente qué decir.

—¿Nos besamos?

Jeongin no pudo evitar carcajearse por la pregunta de Minho.

Igual, los dos no dudaron en acercarse y compartir un corto beso.

El sueño de Jeongin se había vuelto realidad.

     ᥫ᭡ 𝐄𝐒𝐓𝐎 𝐍𝐎 𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐂𝐑𝐄𝐏𝐔́𝐒𝐂𝐔𝐋𝐎 ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora