La Mascota Ronroneante del Multimillonario [Libro Dos]

Capitulo V

Cuando Keisuke regresó a la casa de la piscina, Chifuyu estaba tocando su polla. No solo tocándola. Él estaba masturbándose de lleno, en el sofá. Las cortinas estaba todas cerradas, pero, aun así, había algo interesante en ver a su amante proporcionándose un orgasmo a sí mismo, la manera en que su mano se movía arriba y abajo por la longitud de su polla cuando él no se daba cuenta de que Keisuke estaba justo allí, viéndole.

Él era hermoso. Esa era lo que pasaba con él. Mientras se retorcía en el placer que se estaba dando a sí mismo, Keisuke no podía apartar la mirada. Él estaba paralizado, y a pesar de que ordenó a Chifuyu que no tocara su polla mientras estaba fuera, él no pudo evitar querer ver más de esto.

Tal vez le pediría a Chifuyu que lo hiciera otra vez cuando él estuviera mirando, porque justo ahora Keisuke tenía otra cosa con la que tratar.

Como con la polla de Chifuyu, por ejemplo. Eso era lago que él quería manejar justo ahora.

Chifuyu se dio cuenta de que Keisuke estaba allí antes de que este se anunciara a su compañero. Chifuyu volvió su cabeza, sus vidriosos ojos aguamarina clavándose en Keisuke. Él sonrió suavemente, su mano haciendo un círculo alrededor de su polla mientras la otra tocaba y acariciaba sus pezones bajo su camiseta.

―Pensé que te había dicho que no tocaras eso — dijo Keisuke.

Chifuyu le sonrió.

—Lo sé.

Una fina línea de sudor estaba formándose en su cara y garganta. En ese momento, Keisuke se dio cuenta de que Chifuyu estaba consciente de que Keisuke había estado allí. Keisuke no estaba seguro por cuánto tiempo, pero ahora él estaba excitado. Ahora él estaba más que un poco ansioso, y su pene se endurecía mientras pensaba cómo hacer a Chifuyu gemir y suspirar por él, en lugar de por su propia mano.

―Para ser honesto — dijo Chifuyu, tragando, sus ojos cerrados antes de que los abriera y mirara a Keisuke, —Un poco de mí quiere ver que harás para castigarme.

La polla de Keisuke no solo saltó. Él casi se corrió mientras sentía sus testículos estrecharse y cada nervio de su cuerpo encenderse con fuego y electricidad.

Chifuyu gimió.

—Joder, puedo sentir como de excitado estás. ¿Es eso... es eso normal? ¿Es eso parte del acoplamiento?

Keisuke asintió, y como no iba a ir a la oficina esta noche, él se quitó la corbata, deslizándola por su cuello. Él la lanzó en la esquina, mirando la manera en que los ojos de Chifuyu permanecieron en la corbata.

― ¿Te gusta eso? —Keisuke preguntó, trabajando en la chaqueta, luego se desabotonó mientras Chifuyu asentía.

―El lanzamiento de la corbata es muy caliente. La próxima vez tienes que dejarme quitártela.

Keisuke se inclinó sobre su amante. Le dio una sonrisa maligna, ansiosa y con todos los tipos de felicidad y excitación.

―Tal vez lo haga. La próxima vez. Y solo si haces lo que te diga.

Chifuyu gimió, y se acercó, su boca buscando un beso.

Un beso que Keisuke no quería darle todavía. Él retrocedió justo cuando los labios de Chifuyu estaban a punto de hacer contacto.

Chifuyu abrió sus ojos, confusión y un poco de dolor en ellos. Suficiente para que Keisuke lo hubiera creído si él no estuviera perfectamente consciente de que su compañero estaba tratando de manipularlo emocionalmente.

―Ah, ah — dijo. —Tú has sido malo, ¿recuerdas?

Chifuyu gimió.

—Vamos — rogó.