1. Hoy en la mañana

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Narrador Gustabo

Desperte con el infernal sonido de mi tono de llamada, ya había pospuesto la alarma tres veces y una cuarta interrupción de mi sueño me despertó del todo. Agarre mi teléfono y conteste la llamada.

-¿Si?- dije con voz somnolienta mientras flotaba mis ojos.

-¿Si, si? - oí en todo de burla una voz familiar- como que si pedazo de mariconetti.

-Ah hola papu- respondí sin gana alguna, era pronto y mi cerebro todavía no procesa a bien.

-¡Anormal son las ocho de la mañana y sigues en la cama!

-Papu no te agobies ya voy- dije con toda la tranquilidad del mundo intentado picarle.

-Gustabo, te quiero abajo de tu portal en 10 minutos voy a recogerte - y acto seguido me colgó.

Al oír esas palabras reaccioné inmediatamente y salí de la cama de un salto, me vestí, me tomé un café y me arregle el pelo mientras bajaba a toda velocidad las escaleras. Cuando llegue abajo vi al superintendente con su patrulla esperándome en la puerta, me subí apresuradamente en el asiento del copiloto.

-¿Que pasa superintermitente, que tal el día?- dije animoso esperando que no me regañara.

-Mi día empezó hace 2 horas pedazo de gilipollas- respondió mientras arrancaba en coche.

En trayecto fue largo ya que yo vivía en las perferias de la cuidad, pasamos la mayor parte del viaje en silencio y cuando él cambiaba de marcha rozaba ligeramente mi pierna con su meñique, eso me hacía tener escalofríos algo que obviamente el súper sabia y hacía siempre que podía.

Al llegar allí nos bajamos del patrulla y nos dirigimos hacia una sala en la que estaban Horacio, Greco y Volkov. Se me había olvidado que ese día tocaba reunión.

-Buenos dias guarros- dije entrando en la sala y sentandome al lado de Horacio.

-Llegas pronto eh Gus- respondió horacio susurrandome.

Me quede toda la reunión mirando fijamente al súper, realmente me volvía loco y estaba demasiado cansado como para disimular cualquier emoción.

-Bueno y con esto concluye la reunión de hoy- finalizó conway, todos salieron de la sala menos él y yo.

-Vamos nena, nos toca patrullar- dijo tocándome el hombro y sacándome de las películas que me estaba montando en mi cabeza.

-Si si ya voy- dije saliendo de la habitación acompañado de mi superior.

El día iba transcurriendo tranquilo, coches mal aparcados, denuncias que no llevaban a ninguna parte y multas de mierda.

-Joder vaya día...- dijo conway quejándose.

-Alegra esa cara seguro que ahora podemos perseguir a algún cabrón- respondí optimista.

-Eso espero porque me va a petar una vena como no pueda pegarme de tiros con alguien.

Como si lo hubiera manifestado derrepente salto una alerta de robo a un badulaque a manos de 4 personas con encapuchadas.

-Nuestro día de suerte, dale conway

-Agarrate al asiento nena que se viene- respondió acelerando rápidamente y en cuestión de minutos llegamos a la tienda.

Allí solo estaba el patrulla de horacio y una mery así que nos dio tiempo a meternos para negociar.
El tipo de que hablaba no paraba de dar vueltas al asunto y de decir incoherencias para distraernos.

-A ver muchachos ya llevamos aquí 10 minutos y estoy harto de vosotros- dijo el enmascarado- pero creo que no es para tanto si solo son 9 y dos ceros, aunque si de verdad pensáis que os vais a llevar un 8 porciento es que estáis locos.

Heridas que no duelenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora