Me presento. Soy Alba, tengo 17 años, cabello corto castaño claro, ojos negros, nariz fina, un cuerpo flaco y pocos pechos. He tenido una adolescencia complicada, pienso que mi madre me tiene bastante paciencia. Estudio en un colegio de cerebritos a los que asisten bastantes chicos interesantes. Uno de ellos es Alex, su cabello es rizado color castaño oscuro, sus ojos color miel y un cuerpo de atleta que para que contarles. Es muy inteligente, pero como él se cree el rey del universo vive haciendo maldades a los profesores y cosas de chicos malos. También podemos valorar a Erik, el mejor amigo de Alex. Tiene sus mismas características morales. Tiene el pelo rubio, muy lacio que parece una ceda y muy rico al tacto, siempre lo molesto y le toco su larga melena en clase y lo despeino hasta quédame satisfecha.
La verdad que ninguno me llama mucho la atención. Con Angus (otro amigo de Alex y Erik) tuve un roce el año pasado, aunque no fue nada serio. Erik es carismático, le gusta a una de mis mejores amigas. Hoy empezamos un nuevo curso, extraño a todos mis fenómenos, ya voy en camino a reencontrarme con ellos. En el verano no hice nada interesante, buscarme ligues de 1 mes y salir con los nuevos amigos que hice en el pueblo de mi madre. Pero ellos no son mi gente, necesito locura a mi alrededor.
En cuanto entré por la puerta me aplastó la multitud de compañeros. ¿Tanto me extrañaron?, pensé. Nada ha cambiado, perfecto. Los estudiosos están reunidos, los hippies también y nosotros estamos mejor que nunca. Liz me acompañó a caminar por la escuela. Mientras yo miraba los alrededores ella me contaba lo que hizo en las vacaciones. Dice que conoció a alguien que le gusta mucho.
- Yo te veo igual de embobada con Erik. - Le dije, ignorando lo que me había dicho anteriormente.
- ¡Qué no! Él ya no me gusta.- Dijo cruzando los brazos.
En eso se nos acercan Alex y Erik con unas pizzas que yo miré con lujuria.
- Se te sale la baba. - dijo Alex riendo.
- No desayuné. Tengo mi justificación. ¡Ahora!¡Dame esa pizza! - No lo dejé hablar y le arrebaté una.
- Comelona. - Dijo Erik riendo - ¡Oye Liz! ¿Quieres?
- Eh ¿Qué? - Dijo Liz mirando de reojo, insinuando no haber notado su presencia.
- Ven un momento. - Dijo Erik y se la llevó.
- Perra, has cambiado un poco. - Dijo Alex recordándome mi famoso apodo. Su mirada escudriñaba maliciosamente mi cuerpo.
- ¿En Qué?
- Estás más...buena.
- Tú siempre de perverso. - Dije y reviré los ojos.
- Ay, es que ya no hay nadie a quien joder - Dijo y suspiró frustrado.
- Es verdad. ¿Pero no dijeron que entrarían unos chicos de intercambio este curso?
- No sé. Mi madre no me ha dicho nada, sabes que ella investiga todo lo que tenga que ver con mi educación.
- Yo he oído a las cotillas de aquí hablar de eso.
- Sabemos que no nos podemos guiar por ello, todo lo inventan.
Hoy no dimos clases. Solo repartieron los horario y aulas. Resulta ser que era verdad el rumor de los chicos nuevos. Dijeron que se incorporan mañana a clase. Nosotros queríamos más información, no quisieron dar detalles. Estoy ansiosa por saber cómo son. ¿Serán del grupo estudiosos,del hippie o como nosotros, los rebeldes? No lo sé.
Me levanté a las ocho de la mañana para llegar de primera, tengo que empezar el curso dando una buena imagen. Cuando llegué, vi a Rebeka y Camil sentadas en un banco hablando, y me uní a ellas.