El atardecer era precioso y el movimiento del agua lo mantenía alejado de su mente. Cuando quería despejarse, solía visitar aquel puente.
Habían pasado alrededor de dos semanas desde su regreso a Konoha, y él había evitado en gran medida a sus compañeros de equipo, en especial a cierta chica de cabello negro, mirada astuta, fuerza inhumana, inteligencia desbordante y belleza angelical.
Sí, ya no había soñado en lo absoluto, pero su padre había tenido razón, su cuerpo encontró otras maneras de manifestarse.
¿Cómo evitar ciertas reacciones físicas un tanto dolorosas al verla realizar algo tan sencillo como sujetar su cabello? ¿Cómo evitar soñar despierto con ella de una manera tan explícita mientras en la soledad saciaba su malestar?
Después llegaba la resaca moral.
Se sentía de alguna manera, indigno de verla nuevamente a los ojos, de dirigirle la palabra.
¿Con qué derecho podía imaginar en corromperla? ¡Si ella era preciada para él!Pero ¿Qué tanto?
Estos últimos días la pregunta rondaba por su cabeza de manera insistente.
Sarada era una compañera valiosa,una amiga increíble y por supuesto daría la vida por ella si fuera necesario; él velaba por su seguridad y le importaban sus intereses. Fue la voz de su razón incontables ocasiones, también fue el hombro en el que ella lloró sus desilusiones, fue su apoyo cuando lo necesitó y creyó en ella en momentos cruciales.Eso es lo que haría cualquier amigo ¿cierto?
Sin embargo, había una "pequeña" variable que cambiaba el rumbo, pues al contrario que con los demás, inconscientemente siempre buscó un tacto con ella: un ligero roce, tomarla del brazo, sujetarla de la cintura, sostener su mano, ser el soporte de su cuerpo herido
... abrazarla...No, esto que le estaba sucediendo no había sido repentino, era la consecuencia de diminutos actos que se fueron acumulando dentro de su subconsciente a lo largo de los años.
Vaya desastre.
Sopesó sus opciones: sobrellevar la situación seria sumamente difícil y dolorosa.
Cumplir sus deseos estaba fuera de considerarse, eso jamás; prefería morir antes que manchar el cuerpo de su amiga con su impuro deseo.
Alejarse... Eso sería lo mejor... doloroso por un tiempo quizá, pero a la larga, seria llevadero, hasta convertirse en un lejano recuerdo.
Le lastimaba, por supuesto, pero no había ninguna otra alternativa.Cerró los ojos e inhaló fuertemente dejando que el aire limpio llenara sus pulmones con aquel respiro de libertad.
Exhaló con dificultad al notar dicha alteración en el oxígeno, "flores de cerezo" en el ambiente.
Esta chica, sin duda alguna, estaba siendo su perdición.
- Nos has evitado – su dulce voz, que en sueños gemía intensamente su nombre, le hablaba con demanda.
Bien, esto no podía ser peor.
Ella se acercó lentamente hasta quedar justo detrás de él.
- Sarada...Necesito estar a solas, por favor.
La morena se cruzó de brazos y recargó el peso de su cuerpo en una de sus piernas, aquella pose característica cada que ejercía su autoridad.
- Esta vez no me iré...esto es frustrante, realmente nos preocupas Mitsuki. – la chica se acercó más, y en respuesta él se removió un poco.
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Temporada de Serpientes
FanfictionMitsuki tiene pesadillas recurrentes desde que notó algo distinto en Sarada. MitsuSara.