❝𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 𝐒𝐇𝐎𝐏❞ ─ chaesoo [FINALIZADA]

𝐡𝐨𝐫𝐭𝐞𝐧𝐬𝐢𝐚𝐬 𝐲 𝐣𝐚𝐜𝐢𝐧𝐭𝐨𝐬

Roseanne espera en el elevador con una mano evitando que las puertas se cierren, sonriendo como si el sol saliera de sus labios mientras que su otra mano se extiende para conseguir a Jisoo en el medio más rápido.

Jisoo no quiso enamorarse pero Rosé no le dejó otra opción.

El viaje hasta el octavo piso pasa en un silencio que huele a verano anunciando otoño, sonrisas tiernas y una confesión en la punta de la lengua de una de las dos. Sin embargo, en el cuarto piso, el elevador se detiene.

ㅡSooya cariño, ¿Como has estado, hija? ㅡla adorable e innegablemente atractiva señora Lim dice tan pronto la figura de Jisoo llega a sus ojos.

Suertuda es la señora Lim por no poder notar la tensión que el pequeño cuerpo de la pelinegra emana y como Rosé consigue un curioso detalle en su relación con la mujer mayor.

ㅡMuy bien, señora Lim. ㅡintentando disimular que no tiene un ramillete de hortensias listo para salir por su boca, Jisoo mantiene la conversación. ㅡ¿Que tal usted? ¿Cómo le fue con su amiga?

ㅡOh, fue maravilloso. Le encantaron las flores que preparaste por mi, dijo que nunca antes había visto que se pudiera hacer un ramo tan hermoso con violetas. ㅡla emoción de la señora llena los labios de las dos jóvenes con sonrisas. Haberse reencontrado con la señora Kwon luego de tantos años la ha revitalizado. ㅡQuería saber si podrías prepararme otro ramo, la veré mañana y quisiera darle violetas nuevas.

¡Eso! ¡Sus flores, Jisoo puede venderlas!

Recuerdos borrosos de como le había dicho a Seulgi que abriría una floristería bombardean su memoria, incluso, habían creado un plan de negocios y que locación del centro sería la mejor para ello. A pesar de ser una idea algo bizarra vender flores de la enfermedad de Hanahaki, las flores de Jisoo son las más hermosas que podrían haber y dejarlas marchitar en su habitación sería perder una oportunidad.

Jisoo necesita el dinero, Roseanne nunca se enamoraría de ella, una floristería parece ser un negocio estable al menos para que la pelinegra pueda sanar de su padecimiento.

ㅡNo tengo violetas ahora mismo, señora Lim. Pero tengo hortensias, tendré muchas más entre hoy y mañana. ㅡla última parte de la oración la dice con tanta gracia que oculta su sarcasmo. Alza su mano mostrando la bolsa llena de ramilletes azules, morados y rosa. ㅡEstoy segura que a la señora Kwon les encantaría.

ㅡ¿Estás segura de eso, hija? ㅡhay algo de vacile en la expresión de la mujer pero con una sonrisa que Jisoo le da y tanto asemeja a la de su longevo amor, la señora Lim asiente. ㅡEstá bien, pasaré por ellas antes de irme.

Cuando el elevador llega al séptimo piso, la señora Lim se baja dejando a las dos jóvenes solas con el ruido de sus pensamientos. Mientras Jisoo pasa por una tormenta de ideas sobre su próximo negocio, Roseanne se pregunta qué tanto conoce y que tanto no conoce a su vecina.

ㅡNo sabía que eras florista. ㅡla rubia intenta iniciar una conversación. ㅡPensé que trabajabas en un café.

ㅡTrabajo en un café y no soy florista, al menos no todavía. ㅡJisoo con toda su fuerza de voluntad traga las pequeñas inflorescencias que se han despegado del ramo principal. ㅡSolo me gusta hacer arreglos con las flores del jardín de mi mejor amiga.

La mentira más grande del mundo pero Roseanne le cree sin duda alguna, ella no sabe si en realidad Jisoo tiene una mejor amiga con un jardín y le permite cortar sus flores para venderlas, así que no puede dudar de su palabra.

Un pequeño timbre avisa que han llegado a su piso indicado, ambas salen del elevador hombro contra hombro a pesar de la diferencia de alturas. El apartamento de Jisoo está primero en el pasillo, así que la despedida es pronto.

ㅡMuchas gracias por esperarme. ㅡhablar mantiene las flores al margen, así que Jisoo intenta alargar el momento aunque más tarde se arrepienta. ㅡFue un día pesado y perder el elevador a último segundo hubiese sido catastrófico.

ㅡEso es lo que hago, ¿no? ㅡRoseanne se abalanza sobre las puntas de sus pies. ㅡTe espero en el elevador y tú no dejas que incendie mi apartamento, me parece un intercambio justo.

Dentro del pecho de Jisoo las flores crecen un poco más, se vuelven más ostentosas y su dulce aroma escapa por los poros de la pelinegra haciendo que Rosé guarde el peculiar perfume en su memoria como un recordatorio.

Otra vez, es un intercambio justo.

ㅡTe veo luego, unnie.

La delgadas líneas que el cuerpo de Roseanne dibuja al irse a su propio apartamento son igual de estrechas que el espacio que Jisoo tiene antes de perder por completo la cabeza por ella. Y sabe que se vuelve cada vez más y más cercanas cuando al apenas cruzar el umbral de su puerta decenas de ramilletes enteros de hortensias de todos los colores posibles salen de su boca.

El dolor es insoportable por un segundo mientras que el sabor se instala en la lengua de Jisoo por algo más que minutos. Roseanne solo pasa un par de instantes con Jisoo pero su presencia se queda con ella por horas.

Si no fueran ambas tan hermosas, Jisoo maldeciría a Rosé y a las flores por ser tan parecidas.

Limpia su desastre guardando las más bonitas para las señoras Lim mientras que las demás las arregla para ofrecerlas a las floristerías de camino al campus hasta que ella pueda abrir la suya propia.

Logra venderlas al día siguiente por un buen precio al no haberles costado nada, e inconscientemente le da las gracias a Rosé por no quererla de regreso. Sin poderlo evitar, Jisoo se siente algo triste al darse cuenta de lo que había estado pensando; nadie debería agradecer no ser amado.

Antes de dormir, la duda no deja que Jisoo pueda relajarse lo suficiente. No puede simplemente escupir cualquier tipo de flor existente sin significado alguno, ella cree que deben significar algo y tener la razón nunca antes se había sentido tan amarga que cuando busca el significado de las hortensias en internet.

Cuando despierta y a un lado de su cama hay una pequeña montaña de ramilletes púrpuras, azules, rosas y blancas, Jisoo se da cuenta que ella tal vez si está agradecida de no ser amada.

Esa tarde comienza a toser jacintos púrpuras.