El verdoso suspiró cansado, sería otra día que no vería a su lindo novio pero tendría tiempo para terminar el regalo.
Utilizando sus habilidades en costura comezón a cortar los moldes para el peluche.
— Si esto no funciona tendré que usar otros métodos.
¿Y cuáles son esos otros métodos? Bueno, eso lo verán cuando los necesite.
Nuestro verdoso protagonista con dientes de tiburón siguió con su regalo para su berrinchudo novio.
Talvez no era un gato de verdad pero sabiendo que Shadow no es responsable lo usaría como una prueba para él.
Si la pasaba... pues le regalaría un gato, sino seguiría con ese peluche hasta que lo haga.
Lo amaba, sí pero no iba a cumplir ese deseo o capricho sabiendo que talvez termine cuidando lo a pesar de que no le gustan esas cosas peludas.
Una vez llegada la noche fue cuando terminó de hacer el peluche, poniendo lo dentro de una caja previamente forrada y la cerró, no sin antes escribir una nota y dejarla junto al peluche.
Tomo la caja y fue a la habitación que en estos momentos no compartía con Shadow debido a su enojo.
Se hicieron las nueve de la noche cuando Shadow regreso a casa, suponiendo que Scourge estaría en su trabajo (trabaja en un bar -pulgar arriba-) y fue a su habitación a cambiarse de ropa por una más cómoda.
Bostezo suavemente y entro a la habitación luego de subir perezosamente las escaleras. Al mirar su cama pudo notar una caja con un forro de gatitos y con un moño encima.
Por un momento se emocionó pensando que al fin tendría su gato pero al acercarse y notar que no tenía agujeros se decepcionó. Aún así decidió abrir la caja.
— ...Un peluche? -saco un peluche con forma de gato blanco con manchas y de ojos verdes— es muy lindo -sonrio con ternura y miró dentro de la caja, sacando la nota que le dejo Scourge anteriormente.
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El de vetas rojizas se carcajeo al terminar de leer, su querido novio era muy creativo cuando se lo proponía.
Pero lo perdonaría por hacerle tan lindo peluche y le reclamaría por decirle berrinchudo e irresponsable.
