Día 1: La Incubación

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El gran día para varios estudiantes ha llegado: El viaje escolar, el cual consiste en dos días de traslado en autobús para luego, por un poco más de una semana, recorrer cada museo en la zona, cuyos enfoques están en la historia del clip para papel o del telégrafo, hasta su retorno a la institución

Mientras la mayor parte de los involucrados planean con quien se sentarán en el vehículo o cuando van a escaparse para visitar lugares más interesantes y divertidos, el joven Membrana se dispone a mirar fijamente a su rival de cinco años, quien no le devuelve la mirada al estar tan concentrado en sus propios objetivos para estos días

- Escuchen, niños sin futuro - entra con su clásico ceño fruncido y mirada asesina la maestra Bitters, silenciando a todos los presentes - Salimos en media hora - explica, siseando su lengua de serpiente - Los no pagaron, trabajarán en las minas por un mes cuando regresemos

A la par que un tercio de los alumnos se quejan por lo último mencionado, el chico oji ámbar logra notar como su contrincante hace hasta lo imposible por no sonreír. No obstante, no se percata del cómo se sujeta su parte baja en una búsqueda inefectiva por apaciguar su dolor

Luego de quince minutos, mientras los jóvenes hablan entre ellos, una mano más pequeña que el resto se alza entre la multitud, llamando la atención de unos pocos

- Maestra, tengo que ir al baño - dice el irken cuya única respuesta fue un ladeo de cabeza hacia la puerta por parte de la institutriz quien saca un libro de su bolso titulado "Cómo torturar a un humano, escrito por Mortem"

- Que hayas pagado no significa que te devolveremos el dinero si te quedas, Zim - sentencia el arrugado ser, leyendo atentamente el capítulo número tres mientra que el mencionado se dirige a la salida - Solo diremos que sí estuviste presente y listo - comenta para luego escuchar como la puerta es abierta y cerrada

Sin embargo, toda esa escena fue contemplada por el amante de lo paranormal quien, días atrás, se juró a sí mismo no perder al extraterrestre de vista durante todo el viaje por la sospecha que el invasor tiene un plan en mente

- Señorita Bitters, también tengo que ir - dice el joven con maletín caza-alienígenas en mano, corriendo hacia la salida sin siquiera importarle si la titular acepta o deniega su pedido

Al ya estar fuera, prosigue a no detener su velocidad con la meta de llegar a los sanitarios lo antes posible

- Tengo que detener...Lo que sea que esté planeando - susurra a la par que acelera su paso, cruzando aquel interminable pasillo rodeado de puertas hasta terminar frente a la única azul que tiene escrita la palabra "hombres" - Te tengo - sonríe para después patear la entrada, solo para darse cuenta que no hay nadie

Aquel blanco sanitario no es tan grande, posee dos urinarios, tres cubículos que actualmente están todos desocupados y dos lavamanos, junto con una notable falta de ventanas, así que no es un lugar fácil para esconderse al estar todo tan a plena vista

- ¿Dónde estás, Zim? - murmura para sí mismo, revisando cada sector solo para notar que los inodoros se encuentran cerrados y que no hay nadie oculto tras los objetos, incluso inspecciona el techo por si el alienígena quería emboscarlo, pero nada - ...Entonces nunca entró aquí...¡Tengo que encontrarlo a como dé lugar! - se decide, sin siquiera notar que de uno de los retretes, específicamente entre el asiento y base de barro cocido blanco, comienza a salir a la luz la fina punta de un láser rosado que apunta al amante de lo paranormal

Debido a esto mismo, antes que el adolescente se alejara de aquella zona para continuar su búsqueda, aún si eso significaba perderse de aquel viaje, el francotirador logra disparar, obteniendo como consecuencia el que mayor de los hermanos Membranas caiga inconsciente mientras que el resto de sus compañeros se disponen a subir al vehículo que dará comienzo a su travesía

Siete Días de Embarazo (ZaDr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora