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me gusta jugar con los pliegues de mi cerebro,
estoy a punto de saltar al vacío
he estado en el borde por mucho,
me gusta la adrenalina de estar al límite
no tengo miedo de morir pero sí de dejar de jugar con mis emociones,
de derecha a izquierda y de arriba a abajo,
es empantoso pero adictivo,
caigo una y otra vez en el mismo hoyo que me consume y me deja plegada en mi lugar,
no tengo miedo cuando mi cerebro juega con mi cordura,
depende de un hilo y estoy cerca de cortarlo, como hago con mis brazos,
no tengo miedo de caer al vacío que yo misma cree para sabotearme.

poemas de una chica rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora