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me arden los brazos,
el filo que separa mi piel se siente como una caricia fría,
como porcelana rota
y mentiras creíbles.
luego del ardor, llega el arrepentimiento
la picazón y el llanto
¿por qué sigo acudiendo al dolor?
¿para qué sigo desgarrando mi piel?
sigo repitiéndome que está bien,
yo sé que no es así
tengo miedo que siga así
no quiero que siga ardiendo
no quiero seguir desgarrando.

poemas de una chica rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora