capitulo I

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Los rayos del sol logran colarse entre las cortinas que cubren el cristal de su ventana, le piden que despierte el día de hoy.

Fastidiado, abre los ojos. Tratando de incorporarse, no puede levantarse, sigue herido. Al pasar de las semanas Jay se había sentido fatal. Su intento de suicidio había sido reciente. Aún no puede estar bien consigo mismo.

Por suerte Kai había llegado justo a tiempo.

Aunque eso no había evitado los golpes en una de sus piernas, que hacen que le resulte doloroso al caminar. Esa es la razón por la que está en cama ahora.

Tres Ninjas abren la puerta de su habitación, Lloyd, Zane y Cole que se dignan a alimentarlo, simple y sencillamente para animarlo.

Con un plato de sopa Zane se acerca al costado de su cama, a lo que el de cabello marrón se niega e inconscientemente tira la cuchara al suelo.

—¡Vamos Jay, debes comer!

—No tengo hambre—Su voz estaba apagada, con nada de ánimos.

Con eso, Zane se voltea para ver a sus dos compañeros.—No puedo dársela. Es inútil que Jay quiera probarla.

Lloyd se indigna ante la acción de Jay, es decir...

¡No puede tratarlos de esa manera!

Está consciente de su perdida  pero incluso así debe dejar esa relación de lado. No es nada sano seguir atado a ella.

Esta vez pareciera que es el turno de Lloyd. No se lo piensa dos veces y recoge el cubierto del suelo, decidido toma la sopa de Zane de sus manos y caminando hacia donde estaba Jay trata de dársela.

El de cabello marrón niega con la cabeza abajo.

«No podemos permitir que se muera de hambre». Lloyd dice para sus adentros.

Y lo hizo, lo metió en su boca por la fuerza. Provocandolo para escupirlo en su cara.

—¡¿Qué te sucede Jay?!—Grita lloyd, limpiandose la cara.—¡Solo queremos ayudarte!

—¡Ya les dije que no tengo hambre! ¡Y no quiero su ayuda! ¡Vayanse! ¡Vayanse de aquí porfavor!—soltó el joven con cansancio—¡Dejenme solo!

Jay comenzó a gritar y llorar descontroladamente, no paraba. Agarro las almohadas y las tiro lejos con toda la fuerza que podia, no le importaba que quebrara, nada para el tenía valor.

Sus gritos se oyen en todo el monasterio, interrumpen la meditación del maestro wu y el videojuego de Kai. Aturdido por los gritos, este último corre hacia el origen del ruido. No esperaba ver tal escena; Eran lloyd y jay, cuando los encontró lloyd había derramado la sopa caliente sobre el castaño, que esta vez, gritaba por tal dolor.

—¡¿Lloyd?! ¡¿Qué están haciendo?!—Gritó sorprendido—¡Se supone que se la darían de comer, no tirarsela encima!

—¡Eso hacíamos pero a alguien se le ocurrió derramarla sobre el!—Cole mencionó.

—¡No fue mi intención! ¡Fue Zane quien no pudo dársela!

—¡No me interesa! ¡¿Saben qué?! ¡Mejor fuera de aquí!—Dijo Kai señalando la puerta de la habitación.—Yo me encargaré de el.

Los tres salieron con la cabeza abajo, culpandose unos a otros por lo sucedido. Por su parte Kai se disculpo con Jay, por la manera en que lo habían tratado las últimas semanas. No fue correcto abandonarlo y más cuando se encontraba en un pozo depresivo.

Junto con ello Kai ató las cortinas a un nudo, dejando a la luz del día entrar a la habitación. El sol brillaba en el cielo, no habia ni una sola nube a la vista y hasta habia dejado de llover.

—Vamos jay ¿Acaso no sabes que hoy es un dia maravilloso?—Dice tratando de darle ánimos. Aunque en el fondo el no siente nada de eso.

—Tu... Parece que no te importa—Jay dice finalmente y con los ojos empañados vuelve a llorar como si no hubiese un mañana, al menos no lo habría para el, pues no hay ningún dolor que se comparase a lo que sentía en esos momentos; su primera gran perdida.

Kai no puede siquiera mirarlo sin que su corazón se parta en dos. Sí, Nya ya no estaba en el equipo y se sentía triste por eso. Pero Jay... Por el se sentía más triste, más que triste destrozado. No había nada que el pudiera hacer, ella había... ¿Muerto?

Tal parece que si, Kai no es quien exprese sus sentimientos de forma abierta. Siempre tuvo que guardarselos para parecer fuerte frente a los demás, pero en el fondo se siente debil, el adoraba a su hermanita. Daría lo que fuera por tenerla de vuelta, pero es imposible, ella ya no está mas.

No quiere perder a nadie más en su vida.

—Sabes, lo siento.—Kai se disculpa—Lamento no poder ayudarte y lamento tratar de parecer fuerte frente a todos pero... ¿Tu crees que no me importa? ¿Acaso sabes cómo me siento?—Kai se da la vuelta—Sabes, que no veas lágrimas no significa que no me duela—Dice, al mismo tiempo que da un paso al frente para marcharse. Y junto con el, el llanto del castaño desaparece. Que no había pensado que fuese así.

Lo que Queremos °•plasma•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora