Laguna Azul •||• Vkook

Epílogo

— Han pasado treinta y siete años con  364 dias y 9 horas, desde aquel día. Y aún espera a que regrese —culmimó por contar

Los niños en las almohadillas se abrazaban y lloraban.

— ¡Taehyung oppa, es muy malo! —se quejó Sana con el abuelo

— ¡Sí! ¡Jungkook hyung esperó demaciado por él! ¡Taehyung-ah! ¡Aunque sea mi mayor no usaré honoríficos! —ante la "rebeldía" del niño el mayor rió.— ¡Tiene que volver por Jungkookie! ¡No seas un...! Un...un... Diré dos malas palabras —informó— ¡No seas un desgraciado, poco hombre y regresa!

El resto de la mañana el anciano se aseguró de mimar a los pequeños y diciendoles que se portaran bien con sus papás.

Los niños abrazaron a su abuelo, y el a ellos mientras lloraba y se disculpaba silenciosamente, por no asistir a sus próximos cumpleaños.
La pareja Min llegó por ambos niños y tanto Jimin como Yoongi se despidieron con lágrimas y sollozos.

— Es hora de que seas feliz, tío —susurró Jimin con cariño

— Suegro, espero que desde donde esté, ruegue a nuestra diosa por mi pequeña familia —Yoongi amaba al tío abuelo de Jimin. Fue él a quien su pareja le presentó como padre y fué el quién llevó a Jimin al altar.— Gracias por cuidar de Jimin y mis niños, sea feliz

Era hora de preocuparse por su felicidad.

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Con amor el anciano barría la casa, desde el ático hasta el sótano, la música lo acompañaba.

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Lavaba los trastes con tranquilidad, mientras miraba impaciente el reloj.

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El horno de la cocina era prendido y enseguida un pastel de vainilla era ingresado.

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La mesa era adornada con un mantel plateado y en el centro las flores que aves a su ventana trajeron eran colocadas

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De los nervios volvió a ordenar la biblioteca. Y saco el pastel para decorarlo con Chantilly de fresas.

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Su cuerpo estaba bajo la ducha, el agua tibia limpiaba cada parte de su piel y las espuma se confundia entre sus cabellos blancos.

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Un traje negro, de camisa negra con corbata blanca era colocado, la corbata siendo la mas difícil de hacer el nudo.

— Mamá, al menos ayúdame a hacer una vez más el nudo —sonreía melancólico, recordando las veces que su madre trataba de enseñarle pero el no prestaba atención

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Después de ver un vídeo en Youtube de como colocarse la corbata, puso un vino y dos copas en la mesa.

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La puerta fue abierta y de ella un hombre de cabellos igual de canos, de traje blanco y corbata negra ingresaba.

Los zapatos blancos brillantes hacían eco por toda la casa, haciendo crispar los vellos del hombre que lo esperaba sentado en el sofá.

A cada paso, su cabello recuperaba el brillante color azul celeste, su rostro con arrugas se hacía mas firme y su porte se estilizaba.

Su sonrisa relucía tan brillante y grande como cuando vió escabullirse al pequeño azabache hasta el bosque. Antes de pasar el umbral de la puerta que lo llevaría a la sala, respiró profundamente buscando calmar a su agitado corazón.

— ¿Cariño? —al igual que el mayor, Jungkook también recuperó su juventud, como si el tiempo jamás hubiera pasado, como si Taehyung solo se hubiera ido al supermercado por la despensa.

— Kookie —con un vuelco en su corazón, el mencionado se levantó rápidamente esperando a recibirlo

Los pasos se hacían más cerca, y con la respiración acelerada, ambos pares de ojos se encontraron.

Aquellas miradas eran faciles de leer, gritando cuanto se habían anhelado.

Con la mirada borrosa por las lágrimas acumuladas, Taehyung aceleró su caminar para abrazar al azabache de ojos grandes.

— Te extrañé mucho, Kookie, te extrañé —repetía desesperado, sus manos tomaron las mejillas contrarias obligándose a verse a los ojos.— Mi pequeño Jungkookie, mi tierno, tierno Jungkookie

— ¡Hyung! —sollozó dejando de lado la vergüenza de que lo vean llorar. Su naríz roja y ojos hinchados fueron besados delicadamente por el mayor.— Usted se fué, y —trataba de hablar, pero los constantes hipidos lo impedian— y me dejó

— Jungkook —llamó con su voz profunda.— ya estoy aquí, cariño, no te dejaré —dejó besitos por todo su rostro.

Y con timidez Jungkook rodeó sus brazos al rededor de la cintura de Taehyung, atrayendolo más hacía su cuerpo